A veces se te cierran los ojos, conduciendo. No te das cuenta y el sueño te atrapa. Unos segundos pueden ser suficientes para tener un accidente. Recomiendan descansar, echar una cabezadita. En el banco, como cuando de niño te sentabas al sol, y cerrabas los ojos, tostándote en silencio y pensando ‘si tuviera el poder de…¡spiderman! iría a la escuela saltando de edificio en edificio’. Cierras los ojos y piensas. Si tuvieras el poder. Si se pudiera volver atrás en el tiempo. Avisar, pegar un grito. Lo imaginas, y casi lo ves, a tu lado, tomando una cerveza. Pero la realidad llama, la alarma del móvil que tú mismo has puesto, un sonido insistente, y antes de despertar del todo te despides de tu primo, al que no volverás a ver.
4 comentarios
Lo siento muchísimo. Un fuerte abrazo.
Lo siento, de verdad.
Un abrazo
Un abrazo.
Pedro.
Gracias a todos. Ocurrió hace ya algunos años, pero hay cosas que son dificles de olvidar.