Platón. Diálogos Socráticos.

septiembre 20, 2005

Biblioteca general Salvat, 1972. 1440 pag.

Platon Dialogos Socraticos

Primer Sócrates

No se que hacía yo de preadolescente leyendo un libro como éste. Mi dieta en aquella época eran novelas de Agatha Christie (vicio que abandoné en cuanto adivinaba al asesino a las treinta páginas) y los tebeos (vicio que continúo practicando). La lectura de la defensa de Sócrates ante el jurado lo convirtió a mis ojos en el paradigma de la injusticia. Las sátiras que de Sócrates hizo Aristófanes consiguieron que aborreciera a éste y me costó mucho trabajo volver a reconciliarme con él (aunque finalmente lo hice; la calidad manda).

El mayor problema de Sócrates es que siempre lo hemos visto con los ojos de Platón. Existen otros textos (entre ellos uno que se reseñará en breve), pero en menor cantidad y no con forma de diálogos -la marca de la casa-. El objetivo del autor de esta edición ha sido seleccionar los textos más socráticos entre los platónicos. Como dice el prólogo:

La suposición de que aquí partimos, de que estos diálogos los escribiera un Platón joven, con la voz de Sócrates reciente en los oídos, y cuando no estaba lejos de ser él mismo un estudiante distinguido y apasionado, como el Cármides o el Teages que en ellos aparecen, que luego poco a poco se hubiera ido liberando de ese influjo y consolidando de más en más en sus ideas propias, es una suposición que apenas se funda más que en la observación común de que los hombres suelen pasar de una juventud apasionadamente fiel a las palabras de algún otro a una vejez cada vez más fiel a sí misma y más segura en su fe propia cuanto más cercana de la muerte. Pero bien podría ser del todo falsa en este caso, y que nada sino Platón tuviéramos en estos diálogos; y así la propia persona de Sócrates está para nosotros condenada a la incertidumbre. No es, con todo, de la verdad histórica de Sócrates de lo que aquí se trata, sino acaso de otra que no fuera histórica justamente.

La selección, además de la ya citada ‘Apología de Sócrates o defensa ante el jurado’ la componen los diálogos Teages, los enamorados, Cármides y Clitofonte. En todos ellos el tema central es el mismo: cual debería ser la educación de los jóvenes, y que podemos entender o no por conocimiento. Sócrates no da ninguna receta o método del buen saber. Al contrario, confiesa que él lo desconoce y que todo su esfuerzo está en intentar averiguar que es; esa es su enseñanza.

Los cuatro diálogos son cortos y de fácil lectura. Ideales, pues, para un primer acercamiento a Sócrates. En los enamorados vemos que era normal entonces no sólo la homosexualidad, sino que los jóvenes quinceañeros tuvieran relaciones con adultos. Todos aquellos que se manifestaron en contra del matrimonio homosexual ¿cómo es que permiten publicaciones como ésta?

(Un día, un libro 162/365)
Escuchando: En un mercedes blanco. Kiko Veneno.

24 comentarios

  • Vailima septiembre 21, 2005en7:47 am

    Tengo un especial cariño a la «Apología de Sócrates». Siempre megustó y me gusta el griego clásico y traduje esta obra antes siquiera de saber quién era el protagonista. Más tarde, me ví inmersa en su mundo: filosofía pura. En fin, como que le tengo cariño.

  • Palimp septiembre 21, 2005en1:42 pm

    Yo también le tengo cariño -como puede verse en el post-. Mi gran sueño frustrado es saber latín y griego, pero claro como soy de ciencias….
    Que envidia me das…

  • Vailima septiembre 21, 2005en3:16 pm

    jalepá ta kalá (difícil pero hermoso). Por cierto, Tio Petros estudia griego moderno desde hace tiempo y es muchísimo más fácil y tan hermoso que el clásico.

  • Vailima septiembre 21, 2005en4:30 pm

    ah, como ni ayer ni hoy funciona blogia y no puedo poner post, voy a entretenerme en tu casa un rato:
    ¿qué oficio tenía la madre de Sócrates?
    agur

  • Luis septiembre 21, 2005en9:52 pm

    Fenarete, comadrona (Platón, Teeteto, 149a).

    Curiosa vida la de este hombre, Aristóteles escribió de oídas y poco objetivamente, a Jenofonte, de buena labia y planta, le gustaba ser un playboy y sentirse rodeado de gente importante, y por ese motivo comienza a pasear con él. Al tiempo acabaría rehabilitando su memoria. Platón se pasa tres pueblos elevándole a la categoría de héroe casi divino, confundiendo las maestro con las suyas propias (en el momento resultaria evidente, hoy más bien no).

    Desde luego, poca idea clara se puede tener de él.

  • Santino septiembre 22, 2005en1:59 am

    La madre de Sócrates era comadrona, que yo sepa.

    La homosexualidad y la pederastia en la antigüedad clásica son mucho más complejas de lo que son en la actualidad. Esta complejidad se acentúa aún más en Sócrates, porque éste habla del Amor Uranio (o Celeste, como lo llamó Gil de Biedma), es decir, del Amor hacia las almas, hacia el conocimiento que éstas contienen, y no hacia los cuerpos, como el Amor de Catulo hacia Juvencio. Lo que pasa es que en la época lo común era rodearse de jovencitos discípulos, y los lazos afectivos podían llegar a ser muy fuertes. Platón, por ejemplo, llega a concebir el contacto físifo como una forma de expresar el Amor Uranio, sin más maldad. En este caso el cuerpo es una vía para llegar a su preciado concepto de Verdad.

    Un saludo.

  • Palimp septiembre 22, 2005en9:01 am

    El tema de la pederastia en la antigüedad -no sólo en la clásica- es complejo, porque a los 14 años ya se podía considerar a una persona casadera. pero el tema de la homosexualidad no se limitaba a una homosexualidad ‘platónica’. Al menos en la época latina, dejo como ejercicio la traducción de estos versos de Catulo:

    O rem ridiculam, Cato, et iocosam
    dignamque auribus et tuo cachinno.
    ride, quicquid amas, Cato, Catullum:
    res est ridicula et nimis iocosa.
    deprendi modo pupulum puellae
    trusantem: hunc ego, si placet Dionae,
    protelo rigida mea cecidi.

  • Luis septiembre 22, 2005en10:29 am

    Si nos ponemos a juzgar con criterios morales de hoy en día comportamientos sociales de hace más de dos milenios lo llevaremos bastante mal, especialmente en comportamientos sexuales en los que, excepto los hebreos, eran bastante menos pacatos y permisivos. Con una esperanza de vida en torno a los 40 años, y con el sexo estructurando la propia divinidad y gran parte de la ornamentación destinada al hogar, no parece probable que se andase descubriendo nada a nadie; y si de hacer juicios se tratase, me remitiría al de sus contmporáneos.

  • Santino septiembre 22, 2005en10:12 pm

    Precisamente porque en época clásica los pederastas no eran «platónicos», no se puede acusar a Sócrates-Platón de pederasta tan fácilmente, porque ellos se salían de la consideración habitual de la época.
    Y tampoco se puede medir con ojos actuales ese tipo de pederastia, porque la complejidad de la que hablaba son nada más y nada menos que 2000 años de antigüedad. Aunque el mundo grecolatino es nuestro abuelo, el cristiano es nuestro padre. Y eso pesa mucho.
    Palimp, como respuesta a tu poema pongo otro, que demuestra que las intenciones de Catulo son castas, si me lo permites, y no me censuras (pues al fin y al cabo es poesía). No recomiendo su lectura a las almas especialmente sensibles.

    Commendo tibi me ac meos amores,
    Aureli. ueniam peto pudentem,
    ut, si quicquam animo tuo cupisti,
    quod castum expeteres et integellum,
    conserues puerum mihi pudice,
    non dico a populo- nihil ueremur
    istos, qui in platea modo huc modo illuc
    in re praetereunt sua occupati-
    uerum a te metuo tuoque pene
    infesto pueris bonis malisque.
    quem tu qua lubet, ut lubet moueto
    quantum uis, ubi erit foris paratum:
    hunc unum excipio, ut puto, pudenter.
    quod si te mala mens furorque uecors
    in tantam impulerit, sceleste, culpam,
    ut nostrum insidiis caput lacessas.
    a tum te miserum malique fati!
    quem attractis pedibus patente porta
    percurrent raphanique mugilesque.

    Un saludo.

  • Palimp septiembre 23, 2005en10:13 am

    No sé si las intenciones de Catulo al intentar salvaguardar a ese muchacho eran del todo castas 😉

    Vamoaver, yo no acuso a nadie de ser nada -nada me gusta menos que acusar o juzgar- y menos de pederastia. Lo que venía a decir con mi último comentario -que pretende ser irónico- es que todos aquellos que se echan las manos a la cabeza por el tema de la homsexualidad deberían leer más e incluso viajar más, a ver si se les ensanchaba la mente un poco.

  • Santino septiembre 23, 2005en7:02 pm

    Ya, ya, si he captado la ironía. Digamos que mi comentario iba dirigido a ellos XD

  • Palimp septiembre 24, 2005en11:04 am

    Esperemos que lo recojan 🙂

  • juan diciembre 4, 2006en2:18 pm

    necesito un informe sobre platon relacionado con la homosexualidad para mi ensayo final de filosofia, que sea bastante concreto si es posible

  • Palimp diciembre 4, 2006en3:08 pm

    Y yo necesito unas vacaciones.

  • juan diciembre 4, 2006en7:06 pm

    no me tomes del pelo sino tene sel material q te pido no hagas ese tipo de comentario y ya esta

  • Palimp diciembre 5, 2006en1:24 pm

    Juan, si necesitas un informe para tu ensayo, hazlo tú mismo y no vengas por aquí pidiéndolo. Y aprende a pedir las cosas.

  • Belial 2Cor_6_15 diciembre 6, 2006en10:40 am

    Siempre que echamos la mirada atrás somos incapaces de desenraizarnos de nuestro presente. Miramos desde un punto que creemos ingenuamente que es el culmen de la Historia, y que todo lo pasado por pasado fue peor.

    ¿Sócrates pederasta? Desde nuestro punto de vista sí, desde el suyo no. Así de simple. Y se da la paradoja de que en este caso tendríamos que absolver a Sócrates con lo que afirmaban los sofistas que tanto molestaban a Sócrates con su relativismo: «el hombre es la medida de todas las cosas».

    No se puede mirar la historia de la Humanidad como si estuviéramos en la cumbre y fuésemos jueces soberanos. Seguro que detrás de nosotros vendrán otros que nos juzgarán a nosotros mismos por cosas que ni se nos pasan por la cabeza.

    En mi adolescencia nietzscheana Sócrates me produjo repulsa, por su aceptación de aquel juicio injusto, y por no querer escapar a la muerte simplemente por obedecer las leyes, aunque fueran injustas. Y ahora que ya me acerco a los treinta años y que aquellos vitalismos juveniles se van apagando lentamente, veo a Sócrates de una manera más amable. Cada vez que me hago más viejo creo que el oráculo tenía razón, y que Sócrates era el ateniense más sabio aunque no supiera nada. A lo mejor en esa ignorancia, en saber lo que se ignora, reside la mayor sabiduría humana.

    Felicitaciones por tu página, Palimp, y por tu capacidad lectora.

    Saludos.

  • Ermmel diciembre 6, 2006en8:58 pm

    Qué poca vergüenza, belial, qué poca vergüenza.
    Después de ensuciar la página de Palimp con tus difamaciones, mentiras y acercamientos a evangélicos ultrafundamentalistas con tus patéticas «refutaciones» de bajo nivel intelectual contra un escritor serio, ahora aquí enseñas tu otra cara. Aquí le das palmaditas en la espalda a Palimp.
    Qué poca vergüenza. Tus metidas de pata en lo que tú sabes te perseguirán por todas partes. Ahora no quieres saber nada del grupito de evangélicos fundamentalistas amigos de Ureña el engañabobos en el que participabas activamente en su favor y contra escritores críticos y de «capacidades» más que demostradas. Pero has hecho tarde. Tus vergüenzas te perseguirán de por vida. Y tu conciencia.
    Leerte es vomitivo, «budista-kantiano» como te definiste varias veces. Amigote de evangélicos y ahora quieres subir el nivel. Ahora dices que eras nietzscheano. Lo que eres es amigo de evangélicos faceta que quieres quitarte de encima pero no podrás.
    «Ahora que me hago viejo» y no tienes treinta años. Patética tu escritura.
    Ahora quieres escribir entre personas cuando no eres otra cosa que amigo de fraudulentos y timadores.
    Patalea, patalea y difama, que es lo tuyo, como has hecho siempre.

    Ermmel

  • Palimp diciembre 6, 2006en10:57 pm

    Me gustaría que las descalificaciones y los ataques ad hominem se limitaran al hilo de La biblia ante la biblia. En el resto de entradas de esta bitácora limítense a comentar los libros. Gracias.

  • Ermmel diciembre 7, 2006en12:52 am

    Palimp

    Pues muy mal hecho. Las descalificaciones, perpretadas mayoritariamente por los evangélicos antiMiltonAsh y sus secuaces, entre ellos el tal belial, no deberías permitirlas.
    Nos mandas a ese libro como si allí estuviesen permitidas. ¿Por qué allí sí y aquí no?

    Ermmel

  • Palimp diciembre 8, 2006en11:46 am

    Efectivamente, no debería permitir ninguna descalificación en ninguna entrada de este blog. Las he permitido en La biblia ante la biblia de una manera excepcional, aunque ya avisé que más de una vez estuve a punto de cerrar los comentarios.

  • Ermmel diciembre 8, 2006en4:32 pm

    No, también te equivocas.
    Lo que deberías hacer es evitar que escriban los que descalifican, los claramente amigos de timadores y los propios timadores, los difamadores, los que han entrado aquí sólo a molestar y a desacreditar a un escritor y su obra sin siquiera haberla leído, con arrebatos de niños malcriados, a los caricaturistas que cuando se les ha puesto entre la espada y la pared se han ido.
    Y los que escriben con escritura de analfabetos a propósito, claramente mofándose.
    Tu crítica del libro es muy buena. Pero después has permitido que evangélicos estafadores y sus secuaces tomen tu blog al asalto con mentiras y difamaciones contra el propio escritor de la obra.
    Pero el blog es tuyo y tú sabrás qué haces.
    Pero sí se consiguió algo muy bueno que no esperaban. Algunos han dicho que tienen el libro gracias a los que entraron aquí para intentar que no se vendiese.

    Ermmel

  • Palimp diciembre 8, 2006en4:53 pm

    Como bien dices, el blog es mío y mío el derecho a equivocarme. Dicho esto repito que en el resto de entradas de este blog sólo admitiré comentarios pertinentes al libro en cuestión. Gracias.

  • Belial 2Cor_6_15 diciembre 10, 2006en8:08 am

    Si algo nos enseñó Platón fue el diálogo y la confrontación de ideas como el mejor método para al menos intentar la resolución de cualquier problema. En los diálogos de juventud, Platón al intentar definir los valores absolutos y al carecer de la teoría de las ideas todo quedaba en el aire, en una absoluta aporía. Quizás sean estos los diálogos más democráticos. Conforme Platón envejeció una certeza invadió su corazón, la cual no fue fruto de una mayor experiencia espiritual, sino de un contacto con los órficos-pitagóricos de la Magna Grecia. Creo que es al principio del Menón cuando Sócrates cambia su discurso aporético por otro totalmente distinto en el cual llega a conclusiones a partir de una base bien clara: «he hablado con hombres sabios versados en cosas divinas…» Y a partir de ahí nos viene toda la verdad platónica…

    A muchos les molesta el diálogo. A muchos les molesta la palabra. No quieren que la utilicemos para llegar a nuestras propias conclusiones como nos enseñó Platón, bien para no llegar a ninguna parte, bien para llegar a la divinidad. Les molesta que podamos hablar entre nosotros. Quieren que seamos enemigos Y afirman: ¡Tú eres enemigo de éste y no puedes hablar con él porque no te puedes llevar bien con él! Si tienes ideas distintas, no sólo no puedes hablarle, sino que ¡debes odiarle! Yo estoy harto de este discurso maniqueo que es pura contradicción e hipocresía, pues los que lo defienden suelen relacionarse con personajes bastante lúgubres, y no falla… ¿Por qué será?

    ¡Utilicemos la palabra! ¡Sacudámonos con la palabra siempre mejor que con cualquier otra cosa! Intentemos siempre dialogar, movernos a través de la palabra. Y sobre todo, que creo que es lo más importante en el diálogo, escuchemos antes de hablar.

    Un saludo. Gracias por el aviso Irmo.

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