Tras la muerte de su padre tres hermanos vuelven a la casa del pueblo, la segunda residencia, para adecentarla un poco con vistas a venderla. En el proceso se despertarán los recuerdos de tantos fines de semana de su niñez y adolescencia.
Me ha encantado. Como he tenido la suerte -esta vez sí- de leerlo en casita, he podido llorar a gusto.
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