Contiene los siguientes cuentos (sacado de aquí):
Chivo Expiatorio, Alan Barclay
El Problema Epsilon, H.W. Mommers y Ernst Vlcek
La Silla, O.H. Leslie
Mío Es el Reino, Harrison Denmarck
La Aldea Encantada, Alfred E. Van Vogt
El Pequeño Mundo de Lewis Stillman, William F. Nolan
La Furia, Sebastián Martínez
Crónicas Terrícolas/2, PGarcía
…Y en Sus Alas Me Llevará, Eduardo Goligorsky
Movimiento Perpetuo, Ilya Varshavsky
Excelente portada de Enrique Torres, buenos aunque un tanto inusuales los cuentos Chivo Expiatorio, sobre los manejos de un viejo coronel que tiene muchísima mano izquierda y es capaz de mover los hilos en la sombra, y El Problema Epsilon sobre un escuadrón de niños con deficiencias convertidos en armas de guerra y el problema de qué hacer con ellos cuando la guerra se acaba. También destacable La silla, del que dejo un fragmento, sobre los peligros de la ultracomodidad que admite nuevas lecturas en estos tiempos de internet.
Extracto:
—Claro —dije, tragándome el bocadillo y la envidia—. Entonces, es por esto por lo que has estado paseándote por ahí como si fueras un gato de Cheshire.
Lánguidamente, ponía mantequilla sobre una pasta. Podría haberlo matado.
—Tengo una cita con la Compañía Sillera a la una en punto, para ver a un tal Mr. Kerslake. ¿Quieres acompañarme?
—No —dije. ¿Por qué tendría que torturarme yo mismo?
Pero le acompañé. Tenía curiosidad. Me sentía como un niño apretando su nariz contra el escaparate de una tienda de juguetes.
El salón de demostraciones de la Compañía Sillera se hallaba en la Quinta Avenida. No era nada especial. La recepcionista era un lustroso y bello ejemplar del género, y usé mis privilegios de soltero para intercambiar con ella algunos galanteos. Troxell estuvo simplemente sentado en la sala de espera, agitándose nerviosamente.
Entonces llegó Kerslake, un sólido cilindro rosa con apariencia humana, con demasiado carmín en sus gordos mofletes. Nos llevó a una larga y estrecha habitación, acercó rodando una proyectora de diapositivas y nos largó la charla de ventas.
Click. Foto de un antiguo dios sentado, precolombino.
—Desde los primeros días del Hombre —dijo Kerslake—, estuvo bien claro que la postura más natural para la figura humana, para su constitución y articulación de coyunturas, era la posición sentada. Combinando el máximo de comodidad con la habilidad para realizar una gran variedad de actividades humanas, la postura sentada llevó a la creación del más común y más útil artículo del mobiliario doméstico. Click.
—La silla. Funcional, decorativa, básica. Desde el antiguo Egipto al Renacimiento,
sufrió una serie de refinamientos simples que alteraron muy poco la estructura básica. De hecho puede afirmarse que entre los estilos Chippendale —click— y Hepple-white —click—, la silla ha retenido sus principales características hasta el día de hoy.
Click. Nuestro Fundador, un individuo anciano con barba.
—Hasta que, naturalmente, Andrew Fran-klin Fortescue patentó la primera Silla Fabricada para la Comodidad allá por 1987 y comenzó la organización conocida hoy como Compañía Sillera.
Bostecé, y Mr. Kerslake frunció el entrecejo en mi dirección.
—La Silla de hoy, claro está, es muy distinta de la cruda Fabricada para la Comodidad de aquellos días. No obstante, la Silla de hoy mantiene la característica básica que ha convertido a la Silla en el mayor adelanto de la comodidad humana desde que Prometeo nos dio el regalo del fuego.
Click.
—Aquí está la Sala de Pruebas de la Compañía Sillera, en donde cada cliente literalmente crea la Silla según su imagen. El aparato que ven aquí contiene más de cien mil muelles finos, y registra más de un millón de impulsos electrónicos en el mecanismo de cómputo. El computador graba y almacena la información, dispuesta para ser usada en el proceso de modelado. Entonces se construye la Silla básica a partir de materiales plásticos especiales en el Laboratorio de Moldeo, y se añaden los accesorios a medida que los desea el cliente.
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