Edicions Tremendes, 2022. 74 páginas.
Por fin sale publicado el primer poemario de Myriam Soteras, poeta a la que tengo el gusto de conocer y a la que he admirado desde siempre, por sus versos certeros, afilados, luminosos. La seguía en sus intervenciones en la charca literaria: Myriam Soteras y ahora tengo el placer de leerla en papel, que siempre es mucho mejor.
He disfrutado mucho con la lectura de este libro, y me he emocionado con algunos de los poemas. Tanto que los he releído varias veces. Me han encantado los de tema familiar. El poema que se podría considerar su carta al padre me ha puesto los pelos de punta. Algunos breves, de tema amoroso, son exquisitos.
Si traigo el saco repleto de adjetivos elogiosos no es por amistad, lo prometo. Como siempre dejo muestra para que se hagan una idea y lean sus entradas en la charca. No se arrepentirán.
Muy bueno.
Qué miedo dan los olvidos.
El que sufren las aceras cuando vuelve a nevar.
El que condena al puente
una vez que se ha cruzado al otro lado.
El que deseca al charco en cada salto de cien botas de agua.
Qué miedo olvidar el deseo.
La locura.
El desastre.
Los paisajes.
Qué mala idea no hacer fotos ni dibujos.
Dejar dichas las palabras y no escritas.
No queda reflejo del destello de unos ojos.
No hay ni siquiera cicatriz en las arrugas.
Qué mala suerte, haber aprendido a curarse.
No acordarse del vértigo.
De la boca del estómago
tocando bebop con las cuerdas vocales.
De la garganta atascada
de algodón empapado en saliva mal tragada.
De la quijada dolorida de carcajada.
De la sal en las mejillas
sentada en el suelo helado de cualquier cuarto de baño.
El terror nocturno que envenena la vigilia
no es dolor, ni pena, ni nostalgia.
El único monstruo tras la puerta del armario
lleva el nombre del Olvido.
Qué miedo olvidarse, incluso, del miedo.
Desnuda de las trazas alfabéticas del verbo
la palabra de tus labios es eterna.
Es fácil, la muerte, si me besas.
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