El libro es un manual para la escritura de guiones, y aborda diferentes aspectos del mismo, desde la construcción de personajes hasta la verosimilitud de la trama. Abunda en ejemplos tomados de series reales e incluye un epílogo con nombres de guionistas famosos de cine y televisión.
Realmente no es lo que buscaba porque hace hincapié más en las estrategias narrativas que en las puramente técnicas, que casi no aparecen (organización en secuencias, escaletas, storyboard…). Quizás le falte una vertiente más práctica.
Se deja leer.
La herramienta de construcción que utilizaremos para presentar un guión se llama escaleta. Es el documento donde, secuencia a secuencia, vamos transmitiendo lo que queremos explicar. En cada secuencia anotaremos acotaciones donde describimos la situación en la que se encuentran los personajes, y el diálogo entre ellos. Hay muchísimos tipos de acotaciones, según el guionista, pero nosotros te aconsejaríamos que fueras muy concreto y que mostraras la acción, evitando muchas adjetivaciones. En los diálogos, que trataremos en un capítulo posterior, puedes también indicar el estado de ánimo en que el actor debe pronunciar la réplica, sobre todo si juegas con diálogos que no son muy explícitos. De todas maneras, la interpretación del guión corresponde al director, que deberá dar volumen y verosimilitud a todo lo que tú has transmitido.
Una buena escaleta es concisa, está bien acotada, con un lenguaje claro, que también cuida la parte literaria. Leer un guión debe ser algo placentero, que nos llegue a transmitir todo lo que queremos decir, sobre todo lo que no está explícitamente escrito. Tenemos que intuir la potencialidad de las imágenes y la fuerza de las palabras que estamos transcribiendo. Debernos ser concretos, pero sugerir con la potencia de un huracán. Toma ya.
Las historias se suele construir a través de una o varias tramas. Lo volveremos a decir una vez más: pero no siempre hace falta que lo hagas si no te apetece. Entenderemos por trama, la hilera de secuencias o acciones puestas en orden temporal que nos explican la historia de cada personaje o grupos de personajes. En una película o serie de televisión con una duración de unos cincuenta minutos suele haber una trama principal y varias subtramas, normalmente en total no más de cuatro, si queremos explicar bien y darle un tiempo a nuestra narración. En otros géneros, como la sitcom o el serial, con capítulos de veinte minutos, hay un máximo de tres (aunque evidentemente, seguro que ya se ha inventado la sitcom con cuatro tramas, el mundo del audiovisual va tan rápido que es imposible de acotar, y ahí está una de sus virtudes).
La trama principal es el grueso de la película, la que tiene más secuencias, y la que nos muestra la peripecia de nuestro o nuestros personajes principales. Las secundarias son de personajes secundarios (¡sorpresa!) y transcurren paralelas a la principal, potenciando su sentido y cruzándose con ella en algunos momentos importantes. Pueden complementar nuestra historia principal empujándola hacia su objetivo o dándole un color a todo lo que estamos escribiendo. Es decir, no siempre favorecen el argumento, a veces nos explican una historia parecida o de tintes cercanos a nuestra historia principal, para que veamos otros aspectos de esta.
El juego entre tramas principales y secundarias se da sobre todo en los capítulos de series de televisión, en el cine la historia se concibe más a menudo como un río donde ñuyen todos los personajes, seguramente porque hay menos protagonistas. Cuando creamos un mundo con muchos personajes, le debemos al espectador las historias de cada uno y, por mucho que algunos días no «salgan», si tardan mucho, los echaremos de menos y la historia se resentirá. En un mundo extenso hay muchas vidas en marcha y nosotros las queremos ver todas. Eso sí, resolviendo siempre al final la de nuestra historia principal; las otras deben acabar antes.
Así, lo primero que debemos hacer es coger nuestra historia principal y escribirla paso a paso, acción a acción. Cuando la tengamos pensada veremos qué queremos mostrar en las tramas de los personajes secundarios. O sea, qué historieta nos interesa más de la amiga de la protagonista, ¿Cuál es su recorrido? ¿Cómo nos ayuda o la refuerza?
Una técnica muy utilizada es la construcción de la estructura con post-ists o papelitos de colores que enganchamos uno detrás de otro. Bienvenidos al mundo post-it. Cada papel representa.una secuencia y su contenido, que tenemos que definir en una sola línea. Cada color, una trama. Después de haber construido todas las tramas de nuestra película, en un papel o en una pizarra colocamos los post-its uno detrás del otro y los vamos entrecruzando. Así, intuiremos el ritmo del todo y la cantidad de protagonismo que tienen nuestros personajes.
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