Media Vaca, 2006. 140 páginas.
Es posible que Max Aub fuera más inteligente que talentoso, y más periodista que escritor. Pero su obra tiene una calidad innegable y una legión de fieles lectores entre los que me incluyo. Estos crímenes, bellamente ilustrados, son una pequeña joya que nunca me canso de leer. Verdadera precursora de los microrrelatos antes de la explosión del género.
Me quemó, duro, con su cigarrillo. Yo no digo que lo hiciera con mala intención. Pero el dolor es el mismo. Me quemó, me dolió, me cegué, lo maté. No tuve -yo, tampoco- intención de hacerlo. Pero tenía aquella botella a mano.
No hay comentarios