Matías Candeira. Antes de las jirafas.

febrero 11, 2011

Páginas de espuma, 2011. 142 páginas.

Matías Candeira, Antes de las jirafas
Bichos raros

Mi primer objetivo al leer este libro era comprobar que su calidad estuviera a la altura de su predecesor. Hechas las comprobaciones oportunas respiro aliviado. Es aún mejor. Candeira se consolida como un escritor de oficio, con una voz propia y unas tramas de un surrealismo muy particular.

La lista de relatos es la siguiente:

El extraño
Jimmy
Unos ojos vacíos
Manhattan Pulp
Una voz en el umbral
La dimensión del ojo
Ese señor de ahí
¿Qué tal, cariño?
La estirpe amarilla
Asalto 99
Noche de bodas
Exploradores
La noche repetida
Nuestro futuro
Revolución
Fractura

En los que hay de todo, desde villanos que cumplen años en ciudades oscuras (Manhattan Pulp) hasta personas que se ganan honradamente el pan trabajando de percheros -con posibilidad de ascenso (Fractura).

Sigue existiendo la voluntad de un lenguaje poético, pero aparece en muchos relatos el humor. Así hay que tomarse Jimmy aunque su protagonista sea un asesino. Noche de bodas llegó a arrancarme una carcajada. Otros apelan a los sentimientos: Unos ojos vacios, la ausencia del padre, La dimensión del ojo, la ausencia de uno mismo cuando puede conocer lo que no debiera.

Incluso relatos que puede que no sean excesivamente originales, como El extraño están impecablemente escritos. Para compensar, otros como Ese señor de ahí son tremendamente rompedores (aunque beban de la tradición).

He disfrutado mucho con esta lectura, que recomiendo sin reservas. Un buen libro de relatos puede ser una casualidad. Dos indican una trayectoria. Que no se detenga.


Extracto:[-]

Jimmy se aficionó tarde a matar personas, pero desde entonces se lo ha pasado fenomenal. El primer cadáver siempre es el más intenso y emocionante. Por poner un ejemplo, un primer cadáver es como esa primera vez que le acaricias el hueso de la rodilla a la jefa de animadoras del instituto, con lascivia y malas intenciones. Antes de eso Jimmy tenía otras aficiones más mundanas, pero es verdad que ninguna tenía la rotundidad de un buen machetazo en donde más pica. Él dice que eso sí que te deja descansado. Fue en una crisis de juventud cuando dio con su primera víctima. Por aquella época ganaba su sueldo de ascensorista en un hotel de Cape Cod. El hombre era gordo, tenía acento cerrado y le olía el aliento a pastel de limón. Jimmy le preguntó a qué piso iba, y el hombre dijo que a la planta tercera. En un acto de confianza, el hombre confesó que había olvidado su antifaz en el coche, y que sin él no le podía dar azotes a su mujer (era su décimo aniversario). Regresaron de nuevo al vestíbulo. La tercera vez que el hombre no estuvo seguro de la planta a la que deseaba ir, Jimmy le confesó que él tampoco estaba muy seguro de si le iba a arrancar la cabeza o -poniéndose un poco más creativo- lo tiraría por el hueco del ascensor. El instinto le nació así, de lo profundo del corazón, arrancado de cuajo. Fue esa habitación templada que sin avisar se ilumina en el cerebro, y un alivio.

18 comentarios

  • Manuel Ripollés febrero 20, 2011en9:11 pm

    Llegué a este libro desgracias a una recomendación de un supuesto amigo. Denominarlo flojo es darle una medalla. Vaya patinazo (otro) de Páginas. Les rebasan por la izquierda todas las demás editoriales de cuento desde hace un par de años. Bravo.

  • Palimp febrero 22, 2011en11:49 am

    Respeto su opinión aunque esté en desacuerdo. Ni quiero ser talibán de mis opiniones ni convencerle, pero me gustaría que comentara algún libro de cuentos que considere superior para poder comparar.

  • Manuel Ripollés febrero 24, 2011en7:14 pm

    Cualquiera de Moyano, Pámies, Palma, Monzó… ¿De verdad caerá en la arrogancia de pensar que no hay un solo libro de nadie de este mundo mejor que el de su amigo? ¿Con qué frecuencia lee y con qué nivel de interés y qué obras? Relea, por favor, la última línea de su último comentario, sea sincero y confiese que estaba obnubilado cuando la escribió. Por cierto, no es preciso comparar para salir desencantado de una lectura, es posible que ocurra por méritos propios del autor. Un saludo.

  • Matías C. febrero 28, 2011en2:43 pm

    A Don Manuel:

    Tus méritos no sé, pero los míos están bastante claros (ya no hablo del libro aquí).

    ¿Tú crees que gano los premios, que me sacan en las antologías (no sé, Fernando Valls o Andrés Neuman, cuya única relación conmigo es profesional), que me salen bolos o que Páginas de espuma, que recibe cuatrocientos manuscritos al año, me ha editado por mi cara bonita?

    A Manuel Ripollés no le ha gustado el libro. ¡No voy a poder dormir esta noche, Jesusito de mi vida! Moriré pobre, sodomizado por alces y con esta losa en mi conciencia.

  • Palimp febrero 28, 2011en7:37 pm

    A Confieso no haberlo leído. De Palma (supongo que Félix) no quiero hablar porque es maestro y amigo de Candeira. Monzó es para mí -lo he dicho muchas veces en estas páginas- uno de los mejores cuentistas mundiales vivos. Pámies tiene cuentos magníficos, absolutamente brillantes. Pero también tiene muchos mediocres, peores que los de este libro.

    ¿Hay libros mejores que los de Candeia? Probablemente muchos. Pero no deja de ser curioso que saque a relucir pesos pesados. Si tan flojo es este libro no hace falta sacar la artillería, seguramente hay algún escritor de segunda que lo supera.

    Eso es lo que daba a entender su comentario, que otras editoriales estaban sacando cosas mejores. Y tenía una doble curiosidad. Por un lado descubrir cosas buenas que pudiera estar perdiéndome, y por otro situar sus gustos. Igual le gustaban más los cuentos de Jorge Bucay.

    Leo con mucha frecuencia. Lo que desde hace algunos años está reseñado aquí, y mi lista es pública:

    Libros leídos

    Sobre el interés o no de lo que leo… de todo hay.

    Así que no estaba obnubilado. Y aclaro -lo he dicho en otras ocasiones por aquí- que no me gustan los libros de Candeira porque sea amigo mío. Primero he sido -y soy- un admirador de su obra, y después he tenido la fortuna de conocerlo.

  • Manuel Ripollés marzo 2, 2011en4:33 pm

    Ufff, qué aburridos…
    Sr.Candeira, no conozco ningún otro escritor que salga continuamente al trapo defendiéndose de los lectores a los que no gusta su libro. Es de un mal gusto inconcebible y de una soberbia lamentable. ¿No va a dejar nunca de perseguir a los que opinan que no es usted gran cosa como escritor? Déjelos opinar, hombre, que su tarea consiste en escribir, no en medrar o censurar o menospreciar a los que le leen. Con respecto a lo de morir pobre, no se preocupe, siempre le quedarán los royalties y las liquidaciones de sus obras de majestuosa difusión. Lo del alce es cuestión de gustos, aunque puestos a ser sodomizados continúe con lo que conoce, no se aventure a lo novedoso. Y que Manuel Ripollés le quite o no el sueño carece de importancia: hay adolescencias más espinosas que mi nombre en la tarea de no dejar dormir a pierna suelta.
    Sr.Palimp, cae con su comentario en el amiguismo que cree rechazar, y hace de sus críticas, reseñas o comentarios cosas pequeñas, insignificantes, artillería de cartón piedra. No he leído a Jorge Bucay, no me interesa la literatura del bienestar new age. De todos modos, me temo que ha leído poco, porque considerar que los muy buenos escritores que nombro son mi artillería pesada… Mis gustos de cabecera, quizá lamentables para usted, pasan por gente como Sterne, Karinthy o Kértesz, por ejemplo. Aunque, claro, donde se ponga Candeira que se quite cualquier clásico.
    Es lo de siempre: mi mamá me mima, pero el resto del mundo no. Aburrido, pero a todo se hace uno en la red. Publique este comentario si quiere o quémelo. En fin, cositas del cuchitril…

  • Matías C. marzo 3, 2011en4:34 pm

    A ver, Ripollés, me temo que el hecho de que le guste o le disguste mi trabajo es completamente irrelevante. Ud. tiene su criterio, le vale para configurar sus tendencias lectoras y, como supongo que lo puede argumentar en sus charlas de café, nadie tiene que ofenderse.

    En cambio hacer apreciaciones maximalistas, en plan «este autor es una mierda pinchada en un palo» o «no vale nada», o «qué bajo cae la editorial x» –argumentos con un ligero toque despreciativo– ya no entran dentro del sano intercambio de opiniones que se le supone a cualquir disciplina artistica. Lo que es peor, cuando usted cruza otra línea y malbarata el criterio del autor de este blog con cosas del tipo «¿Con qué frecuencia lee y con qué nivel de interés y qué obras?», quien queda mal es usted, no Palimp ni tampoco yo , que tengo el respaldo de la editorial, de algunos lectores (de otros claro, no, como todo en la vida) y de algún crítico a quien le pueda interesar lo que hago.

    A mí también me gusta Sterne, y Nabokov, y Stendhal, y gente así, pero no me valgo de coartadas intelectuales de cuarto de preescolar para justificarme. Le tenía por alguien más listo.

    Una última reflexión: probablemente no se llame Manuel Ripollés, ¿me equivoco?
    ,
    Situémonos cada uno en nuestro sitio, hágame el favor: yo, autor, con x obra a disposición del lector, que dice tal o cual cosa o nada en absoluto, y usted (nombre falso, pululador de internet, puede que otro de los anónimos que tengo –entiéndame, no es usted especial– o puede que no, lector, etc).

    Todo será más fácil.

    Otra pregunta: usted y algunos más no me consideran gran cosa, ¿eso me va a impedir seguir escribiendo, publicando en sitios con una cierta solvencia editorial (Páginas de espuma, aunque le pese, es un buen lugar para publicar), ganando premios, teniendo el pequeño-pequeñísimo porcentaje de ganancias de la gran mayoría de los escritores con obra?

    Dios, casi que no. Así que mucho temo que usted tiene la importancia de cero; y yo, cuando me muera y deje un pequeño cajón de libros, el trabajo de una vida, ídem, una importancia exigua.

    Buenos días.

  • Manuel Ripollés marzo 3, 2011en5:08 pm

    Pues qué le vamos a hacer, Sr. Matías, sí que me apellido Ripollés, qué le vamos a hacer, en clase las bromas cutres al respecto eran continuas, ya sabe: ripollón, gi… ripollez… Resido en Brunete, regento un negocio de hostelería de gustos culinarios poco exigentes pero conocido por un grupo de incondicionales y terminé hace décadas una Filología Hispánica que no me da (como usted me ha hecho ver) ni para un vacile de gustos literarios á la mode. Y conozco, por mor de alguna tertulia, a unos cuantos escritores de Madrid, entre los que su nombre no suena ni por casualidad (solo uno creyó vincularlo a algún taller, pero el desdén del resto del grupo le hizo desistir del esfuerzo de encuadrarlo). Nunca consideré que fuera usted un escritor de mierda (apreciación vulgar e inmerecida: escribir libros no es tan relevante, digamos, como bombardear una aldea bereber), sino que su último libro no me gustó nada. Punto. De hecho, jamás lo hubiera comprado ni conocido si no llega a ser por un estudiante de no sé qué carrera tecnológica, hijo de un cliente, que me lo recomendó (acababa de leer yo otro de la editorial, de Berti, que disfruté cosa bárbara). Eso es todo. Por lo demás, me reitero: su comportamiento en la red es vulgar, zafio y prepotente, de tirón de orejas y patada en el culo, vamos. Pero como tampoco pinta mucho en el mundo de la literatura y la cultura españolas (¿me lo rebatirán también?), todo esto es más irrelevante que el hecho de que Manuel Ripollés le dé su aprobación a su libro. Que usted lo venda bien, que siga abundando en esos códigos de joven comprometido con su propio ojete, pensando que lo mejor que le ha ocurrido al mundo es darle un teclado y papel para emborronar. Hala, no me dé más por culo, Candeira, que con los alces ya tenemos bastante.

  • M marzo 3, 2011en7:57 pm

    Hombre, pero si dar por saco es una de mis pasiones. ¿No ve que soy joven y tengo un problema con la autoridad?

    Por lo que veo, ha descubierto América. ¡Frecuenta usted una tertulia de escritores donde hay nombres que no suenan! Bienvenido a nuestro mundo. Mire, cuando yo me voy de cañas con otros amigos escritores (gente que publica en grandes editoriales, gente que no, y gente que simplemente gusta en leer y cuyo criterio valoramos en el grupo, ¡incluso más que el nuestro!) todos asumimos que no conocemos a todo el mundo, y se sabe que pasamos largas horas embebidos de comportamientos antiéticos como mirarnos el ombligo (o el ojete), hablar de la obra de nuestros contemporáneos (muchas veces mal), y asumir en cuchipandi, cervezas mediante, que la gente que no conocemos nos importa una soberana zarigueya. Justo.

    Conclusión: casi todos los humanos se parecen. Casi todos los escritores se parecen.

    Le diré que no se tome las cosas tan a pecho. Dedicar casi todo su comentario a enfatizar (hasta tres veces) que con sus amigos hosteleros y los de su tertulia se habla de mí «con desdén» y que mi importancia en la literatura española es minúscula es de una pobreza intelectual que hace que me entren ganas de tomar bicarboninato. Joder, ni que ustedes fueran el club Bilidberg. No me dé tanta importancia.

    Mi importancia en la literatura es poca. Ha descubierto los anillos de saturno. Ya puede usted pedir por su comunión un reloj de metacrilato.

    Hostelero, coolhunter de pro, amigo de sus amigos en tertulias, tomador del pulso a la actualidad literaria española. Manuel Ripollés, ¡ese hombre!

  • Manuel Ripollés marzo 3, 2011en10:52 pm

    En eso coincidimos: Ripollés, Candeira, ¡esos hombres! Por cierto, corrija: «zarigüeya», «gustar de», «embebidos en», «club Bildeberg». Claro, que un escritor posmoderno es como un hostelero posmoderno o un john galliano cualquiera: puede hacer con la gramática y la sintaxis o la tortilla o el lamé lo que salga de la huevada. Candeira, ¡ese punk!

  • Palimp marzo 4, 2011en1:20 pm

    Me sabe mal interrumpir, pero yo también tengo que decir lo mío.

    Señor Ripollés, mis reseñas son cosas pequeñas siempre, no por caer en amiguismos. Me gustaría excusarme en el poco tiempo que les dedico, pero la realidad es que no doy para más. No soy filólogo -ni siquiera soy de letras- ni frecuento tertulias literarias.

    Tampoco decía que los autores que menciona sean sus pesos pesados, pero creo que no hace falta extenderme al respecto, porque estoy seguro que entendió perfectamente lo que quería decir. Una persona que lee a autores tan celebrados seguro que tiene la perspicacia suficiente para comprender mi comentario. Eso sí, los autores que menciona no me impresionan demasiado ¡figúrese, que los leo hasta yo! ¡Y me gusta Candeira! A Kertész, precisamente, hace poco:

    Kertész

    Siento haber pensado que leía a Bucay, gracias por sacarme del error. Me despistó su tonillo de suficiencia, que comparte con los gurús de la autoayuda, convencidos de tener la verdad del universo.

    No hace más que tirarme de la lengua con lo que leo o dejo de leer, no sé a cuento de qué. Imagino que tendrá alguna réplica ingeniosa preparada. Le daré gusto. Leo mucho, seguramente más que usted. Mis lecturas, además, son públicas:

    Libros leídos

    Por último, usted que tanto critica las cosas de mal gusto, debería saber que corregir la gramática en este tipo de intercambios verbales no está muy bien visto. Yo nunca le corregiría haber puesto mal el acento en uno de sus pesos pesados.

  • Manuel Ripollés marzo 4, 2011en5:34 pm

    Pequeñas apostillas, Palimp:
    -En la grafía magyar, el apellido del autor de «Kaddish por el hijo no nacido» se puede consignar de ambas formas, como palabra llama o esdrújula; como comprenderá, Imre ha elegido solo una, por motivos editoriales de ubicación del autor, imagino. Pero no se lo censuro, usted no tiene por qué saberlo, tranquilo.
    -Sí, mi tonillo es de suficiencia. Como el de Candeira. Por supuesto, no le pido que censure a su amigo, faltaría más, eso no se estila por estos lares, y menos si en alguna otra ocasión, Páginas de Espuma puede hacer algo por usted o el editor le saluda como a alguien de la casa. ¡Menudo honor! Ufff. No se preocupe, hasta un bucay cualquiera como yo sabe de qué va esto. Exculpado queda.
    -No soy perspicaz, amigo: no calzo converse, no llevo patillas, ni gafapasta, ni barba de varios días, ni tomo falsa absenta en Malasaña, ni menudeo de sarao en sarao a ver quién se queda mi manuscrito, ni uso jerga universitaria de postín con gruppies que no se han leído ni la lista de la compra, follo menos que Candeira y lo mismo hasta menos que usted. No puedo ser perspicaz, y bien que me duelo por ello, ah, sí, la perspicacia peterpanesca, ese don, ese elixir, ah.
    -Vaaaale, aceptamos el librito de las jirafas como obra maeeeestra. ¿Contentos? No me molesten más, por favor, que no doy abasto a tener la última palabra en esta conversación de (dos) besugos.

  • Manuel Ripollés marzo 4, 2011en5:58 pm

    Antes de que se me adelanten: palabras llanas, no «llamas», y debí decir agudas en vez de esdrújulas. Así da gusto, entre iguales. Saludos.

  • Palimp marzo 4, 2011en6:20 pm

    Perdone, pero a mí también me gusta decir la última palabra.

    No sabía lo del apellido, gracias por iluminarme. Entiendo que usted, en su sabiduría, ha decidido enmendarle la plana al autor y cambiar su elección por algún motivo estético que no alcanzo a comprender.

    Candeira nunca me ha tratado con ningún tono de suficiencia, al contrario, es un tio muy majo.

    Lamento su falta de perspicacia, procuraré ser más claro con usted, para que no haya malentendidos. También siento que no folle mucho: hágalo, y verá como le mejora el carácter.

    Me alegra que haya visto la luz. Aproveche en sus tertulias, porque aunque ahora no suene el nomrbe de Candeira, sonará. Entonces podrá presumir de olfato.

    Saludos cordiales.

  • Palimp marzo 4, 2011en6:22 pm

    ¡Ah! Y gracias por pensar que Páginas de Espuma pueda hacer algo por mí por estas escuálidas reseñas. Hasta me he sentido importante y todo.

  • Manuel Ripollés marzo 4, 2011en7:19 pm

    A ver, Palimp, no me ha entendido. Sus reseñas me parecen muy interesantes y bien construidas, de verdad, solo me parece algo tendencioso el tono de esta de Candeira. Nada más. Si la cosa no va con usted, es con este señor, al que todo el mundo en la red y en algunos medios empieza ya a considerar insufrible. Con respecto al follar, debería saber que está sobrevalorado, es preferible un buen blow job, que supone menos esfuerzo y nos exime de la necesidad de preguntar qué tal hemos estado.

  • Palimp marzo 4, 2011en8:18 pm

    Si esto que dice es sincero, creame cuando digo que mi reseña no es tendenciosa, y que no me mueve mi amistad con el autor. Quizás se imagina quesomos compañeros de copas y que esto es un masaje. Pero a Candeira solo le he visto en persona dos veces en mi vida y lo que aquí escribo lo pienso de verdad. Creo que tiene talento y que llegará lejos.

    Repito que respeto que usted opine lo contrario, y si quiere dudar de algo, dude de mi criterio, pero no de mi sinceridad.

    En lo de follar tampoco estamos de acuerdo. Una felación nunca me ha dejado del todo satisfecho.

  • Manuel Ripollés marzo 4, 2011en8:42 pm

    Bien, Palimp, pues yo también le creo, entonces. Lo dejamos aquí, porque creo que tampoco se merece su blog esta inoportuna sucesión (admito mi parte) de mandobles. Usted hace dignamente su trabajo, es su casa y yo no quiero alterar a nadie en lo suyo, aunque el tono humorístico era más para relajar tensión que para incrementarla. Me he dejado llevar por la fiebre al intervenir el muchacho Matías. No intervendré más. Un saludo.

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