Es increíble la poca información que hay en la red de este autor. Ni siquiera en la wikipedia en francés: Martin Veyron, fuera de cuatro datos biográficos. Y sin embargo es el creador de uno de los antihéroes más divertidos del cómic: Bernard Lermite. Con su cara de no haber roto un plato en su vida se va metiendo en situaciones de lo más surrealistas. Como pasa con otros personajes del cómic -Mortalelo y Filemón, por ejemplo- en cada aventura no hay ningún recuerdo de las anteriores. Lo mismo puede acabar encerrado en un sótano con exceso de hormonas de tigres, que casado y con una hija -al final de uno de los mejores álbumes, Amor Limpio, en el que está obsesionado con encontrar el punto G.
Yo lo conocí gracias a las Historias completas de El Víbora, sin duda una de las mejores colecciones que se han publicado en este país, y además a precios muy asequibles. Creo que se publicaron tres álbumes, Bernard Lermite, Amor limpio y ¿Se puede fumar después de la muerte?, pero no tengo documentación a mano. En todos ellos podemos ver como el protagonista, con su pasotismo y oportunismo innato se ve zarandeado por los vaivenes de sus divertidos argumentos.
Aquí tienen una breve galería para que vayan haciendo boca:
No se fíen de Lermite, no siempre es tan bueno como aparenta:
Utilizar la medicina para solucionar el problema de los celos no parece ser una idea acertada:
Los desastres que involuntariamente suele provocar nuestro protagonista pueden ser en ocasiones motivo de provecho:
Como ya he dicho, en Amor limpio despliega sus mejores recursos al servicio de una historia altamente erótica -como no he encontrado el tebeo, les dejo con estas viñetas en portugués:
2 comentarios
Leí algunas de las historietas de Veyron en algún viejo Cimoc. El dibujo no me entusiasmó pero el guión era excelente. Ahora seguramente cambiaría mi opinión sobre el grafismo ya que en esa época (alrededor de 1985) estaba (demasiado) influenciado por los virtuosismos de Segrelles, Ortiz, Bernet, De la Fuente, y cierto dibujante de Kansas…
Cada uno tiene su estilo, claro. Al guión de estas historias creo que le va bien este tipo de dibujo. Claro que a mí personalmente nunca me agradaron determinados virtuosismos. Segrelles nunca me ha maravillado.