Cierre del ciclo Orlando y el juego por todo lo alto, con un volumen de 350 páginas que cierra tramas, abandona la idea de modificar universos, recupera flashbacks de la niñez del autor, hace una mezcla entre realidad y ficción y juega con la nostalgia,con habilidad.
Todo esto con el dibujo tan particular del autor, con esas figuras tridimensionales que parecen esculpidas en plastilina, cambiando los estilos para adecuarlos al tipo de historia que quiere contar, llenando de colorido cada página.
Es un buen cierre, aunque me hubiera gustado que la serie no hubiera tenido fin.
Muy bueno.
No hay comentarios