Zona de obras, 2001. 184 páginas.
Repaso a la biografía y discografía del grupo Los Enemigos hasta 2001, fecha de publicación del libro. Incluye fragmentos de conversaciones, todas las portadas de discos y diferentes fotografías de su recorrido vital.
Cuando no hace mucho volvieron a juntarse para hacer una gira por su disco Vida inteligente tuve la ocasión de ir al concierto que dieron en Barcelona. Todo el mundo (yo incluido) se sabía todas las canciones. Nunca ha sido un grupo que haya movido a las masas, pero sus seguidores somos fieles y nuestro amor profundo.
Por eso me ha resultado muy interesante conocer la historia detrás de los discos, los altibajos, los problemas con las drogas y los entresijos de la banda. Pese a todo me ha resultado un libro bastante aséptico, incluso en las entrevistas, muy alejado del disfrute que me produjo Tremendo delirio.
En cualquier caso recomendable.
Caminando por las calles de Madrid, Josele se topa con la portada del nuevo disco de Los Enemigos. Dos helados de cucurucho, uno de fresa y otro de pistacho, estampados contra el asfalto, derritiéndose y escondiendo vete tú a saber qué discusión. La imagen se graba en su cabeza, y su cabeza, al entrar en casa, sigue soltando riffs que se transforman en nuevos temas al llegar al local, quedando siempre muy delimitada la función de Josele como compositor y la de Fino y Chema como activos arreglistas.
Las nuevas canciones que Josele pergeña, van separándose de la línea hasta ahora seguida, se van torciendo hacia dentro, hacia su propia concepción del rock, resultando de todas las influencias acumuladas, un caldo homogéneo sin apenas tropezones. Algunas de estas canciones piden a gritos dos guitarras, ya que el rock que están ejecutando en las nuevas composiciones así lo requiere. Josele va buscando otro tipo de solos que se salgan de su sello característico, algo que ya se había puesto en práctica en los directos del disco anterior. Pero Héctor Sierra, definitivamente, se marcha para atender al cien por cien a su grupo, Freedom, donde ya no toca la guitarra, sino que solo canta. Tras probar con un guitarrista de corte heavy que pasa sin pena ni gloria por el local de ensayo, en Malasaña, más concretamente en la Vía Láctea, Josele encuentra un posible candidato para una puntual segunda guitarra, Manolo Benítez.
Es guitarrista también de Freedom, y acaba de abandonar a Ángel y Las Guais. Precisamente tocando con ese grupo le conocen Fino y Josele, aunque de su existencia ya saben gracias a las veladas malasañeras donde Manolo es un habitual. Manolo Benítez es un guitarrista que comenzó su carrera en las Islas Canarias tocando con el grupo instrumental Los Cosmos, con los que grabó un EP a los catorce años. Se vino a Madrid formando parte del grupo Teclados Fritos, que luego degeneró en Besos Rabiosos y que posteriormente se recicló en Suárez de Canarias.
Su especial tiento y académico manejo de las seis cuerdas le ha hecho rodar por los más variopintos grupos y escoltar a multitud de solistas: Labordeta, a quien acompañó puntualmente en un programa de televisión; Los Calis; Palmera; Roque Narvaja; Alarma en su última época; Manolo Tena, para quien hace la música del tema Tan raro (que es, a la vez, el título del LP); Germán Coppini; Javier Rubial; Pulgar, o Mercedes Ferrer. Digamos que es un guitarrista todo terreno que con su talante pausado y reflexivo sabe sacarle a su instrumento lo mejor, y, además, conoce de relaciones humanas y de la vida en grupo.
Manolo acude a algunos ensayos con Los Enemigos para preparar sus partes. Al grupo le llama poderosamente la atención el resultado de las dos guitarras, dos maneras opuestas: la intuición de Josele y la técnica de Manolo. Pero todavía queda rodaje para que esa máquina funcione como es debido. Josele, por el momento, prepara las nuevas canciones a su aire, jugando con la sagrada dualidad Fender Stratocaster o Telecaster y Gibson Les Paul o Explorer, buscando sonidos básicamente efectivos.
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