Compilación de todas las versiones que ha hecho el grupo vigués Siniestro total, sus circunstancias, anécdotas y algún que otro material gráfico relacionado.
Soy fan del grupo desde siempre. No es mi grupo preferido pero probablemente sí que sea el que más he escuchado y al que más conciertos habré ido. Nada más tener el libro en mis manos fui derecho a la canción Luna sobre Marín porque tenía mis sospechas sobre su inspiración en la película La invasión de los ultracuerpos pero ciertas cosas no me encajaban. He podido confirmar mis sospechas y esclarecer las referencias oscuras.
Pero el resto también está muy bien. Lo empecé a leer mientras leía otro libro porque pensé que se podría hacer pesado tanta canción junta y fue al revés, no solté el libro hasta que lo acabé. Como cuando dices ‘un capítulo más y lo dejo’ y no lo dejas.
Eso sí, para seguidores de la banda, el resto no se va a enterar de nada. Hay un par de canciones que ni yo mismo había escuchado. Por suerte al final hay un enlace a una lista de canciones.
Muy bueno.
El origen
Lo prometido es deuda. Si han ido leyendo este cancionero por orden, ya se habrán percatado de la presencia de los Dead Kennedys en el repertorio de Siniestro Total. En los comentarios a «Lincha al casero» prometimos que estarían de vuelta más pronto que tarde y helos aquí de nuevo. Obviamente, no vamos a repetir todo el informe sobre los DK que encabezaba esa entrada.
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El descubrimiento
Aquí sólo cabe añadir que «Moon over Marín» fue el cierre de lujo del álbum Plástic Surgery Disasters (1982), título también de lujo para portada de lujo, por cierto. La carrera (armamentística) de los DK prometía muchísimo en estos momentos. Luego, como ya sabéis, el ímpetu se fue desvaneciendo…
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La versión y sus circunstancias
Aquí ya hay más cosas que contar. De hecho, esta vez las circunstancias de la versión fueron múltiples y todas ellas se aliaron como por arte de magia para sacar adelante la canción con su letra. Antes de dar buena cuenta de ellas, cabe señalar que en aquellos días un servidor tenía una relación digamos emocional con la ilustre villa pontevedresa. Por si fuera poco, digo.
Pero vayamos al tuétano del asunto.
La coincidencia de nombres de Marín (Pontevedra) —al otro lado de la península de O Morrazo con su Escuela Naval— y el condado de Marin (California, USA) —al otro lado del Golden Gate de San Francisco con su prisión de San Quintín— ya hubiera sido razón de suficiente peso como para asaltar esta burrada de los Dead Kennedys. Pero a esto, y para acabar de hermanar la Ría de Pontevedra y la Bahía de San Francisco, se le sumaron dos cosas: el entonces reciente crimen perpetrado por Nolo Crespo —un chaval de Marín que, en 1982, liquidó a puña-
ladas a Rosa María Juncal, su novia de Bueu, ante la sospecha de que pudiera estar embarazada— y La invasión de los ultracuerpos —película de 1978 protagonizada por Donald Sutherland y Leonard Nimoy y cuya acción, casualidades de la vida, transcurre en Frisco.
Con estas viandas en el zurrón, ya daba más que de sobra para hilar una historia que poco tuvo que ver con la original de Jello Biafra. O sí. O yo qué sé: este hombre hablaba de algo chungo que pasaba en la playa del condado de Marín al parecer. En cualquier caso, la posibilidad de una lluvia de esporas espaciales sobre Marín (Pontevedra) no andaría nada lejana del tono apocalíptico de la canción original.
Dicho esto, confesemos que nos corroen las dudas y nos asaltan las preguntas.
¿Podría ser la Escuela Naval Militar —decorado de fondo de nuestra historia— una base de invasores alienígenas de extraña reproducción vegetal? En caso de que así fuera, sería sin duda más fácil no llamar la atención en una instalación militar a la hora de preparar una avanzadilla para la conquista del planeta, ¿no?
¿Era Nolo Crespo humano en el momento de cometer su horroroso crimen? ¿Lo era su novia? ¿Descubrió Nolo en qué se había transformado Rosa María? ¿Podría haber sido su ejecución la primera acción de resistencia ante el invasor? La autopsia demostró que no estaba embarazada y la indignación popular acusó de inducción a la madre del asesino confeso: picoletos y maderos tuvieron que impedir un más que probable linchamiento a manos de la turbamulta.
Años después, en 2014, se descubrió un alijo de 127 kilos de cocaína en el Juan Sebastián Elcano, buque-escuela de la Armada, a su regreso del crucero de instrucción. La causa se archivó, se volvió a abrir en 2019 y hay algún condenado, pero poco más se sabe del caso. ¿Se había instalado y expandido el Mal en Marín desde su Escuela Naval?
No nos dejemos llevar por sospechas infundadas. La Escuela Naval tuvo entre sus alumnos destacados a Juan Carlos de Borbón y Borbón y Felipe de Borbón y Grecia, los dos últimos jefes de Estado de España a la hora de redactar estas líneas, así que será mejor descartar cualquier sospecha paranoica para siempre. ¿Quién, en su sano juicio, puede creer que España tenga o haya tenido algún Jefe de Estado procedente del espacio exterior? ¡Venga, hombre!
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