Páginas de espuma, 2013. 134 páginas.
Despues de sus dos últimas novelas (El sueño del otro y El asesino hipocondríaco), Juan Jacinto Muñoz Rengel vuelve al cuento. Cuentos breves e hiperbreves de alta calidad.
Están divididos en tres secciones; Orbi, Orbe y Extramundi. Se puede decir que cada una tiene una temática conductora y el libro entero intenta escapar de ser una mera agrupación de cuentos.
Para puntuar los libros de este estilo tengo mi baremo particular. Cada vez que un cuento me parece lo suficientemente interesante para ser contado doblo la página. El número de dobleces es un buen indicador de la calidad. En este caso los había abundantes. No obstante dejo una muestra al final para que se puedan hacer una idea.
Más reseñas: «El libro de los pequeños milagros», de Juan Jacinto Muñoz Rengel y El libro de los pequeños milagros, de Juan Jacinto Muñoz Rengel .
Calificación: Muy bueno.
Extractos:
Spoilers
Hacía días que los spoilers sobrevolaban la ciudad. La gente trataba de salir lo menos posible a la calle, y los que no teníamos más remedio que hacerlo nos protegíamos con unos paraguas enormes que vendían en las bocas del metro y en las plazas, reforzados con un revestimiento de caucho.
Aun así, podían alcanzarte en cualquier momento de descuido, golpearte en una rodilla, estrellársete en plena cara. Hubo profesionales de todo tipo, deportistas de élite, músicos, científicos, que abandonaron sus carreras al saber que nunca alcanzarían sus objetivos; los aspirantes de cualquier proceso selectivo se diezmaron; los enfermos de los hospitales perdieron la esperanza; por supuesto, ya nadie hacía cola a la puerta de los cines, y apenas alguien se atrevía a leer en espacios públicos. Eran tiempos confusos. Una tarde, a mi mujer le entró uno por la ventana y supimos que nunca tendríamos el hijo que buscábamos hacía años. A mí, aunque ella no lo sabe, uno de aquellos spoilers me hundió su pico en la espalda, y no he vuelto a ser el mismo desde que sé lo que de verdad nos espera tras la muerte.
Aberraciones
Uno de los fracasos más estrepitosos de la multinacional BioLabs Corporation -después de la creación años atrás del oso polar de color pardo, o de la serpiente con orejas de elefante, que como una pesada mariposa de carne no podía despegarse del suelo- fue sin duda el proyecto del megatauro.
Concebido como un animal de guerra, el megatauro estaba dotado de un esqueleto de adamantio, oculto bajo una tonelada de músculo. Sus brazos podían volcar los más pesados carros de combate, su pecho era una coraza de ligamentos, su cuello un bastión inexpugnable. Sin embargo, cuando la torre de carne apenas llevaba unos meses en el ejército, la casualidad quiso que fuese descubierto su punto más débil. Bastaba recitar algún verso dirigido a la luna, como La luna vino a la fragua con su polisón de nardos, o Luna refulgente, antorcha de la noche, o ¿Qué haces luna, en el cielo? ¿Qué haces silenciosa luna?, para atravesar aquellas capas y más capas de tendones; el poema tocaba al instante su tierno corazón, y la bestia quedaba ovillada en el suelo deshaciéndose en sollozos.
Extraños seres
Había un planeta en el que cuanto más negro y descarnado era un corazón, más finos ropajes, más preciosos tejidos y más suntuosas joyas se utilizaban para ocultarlo.
3 comentarios
Qué buenos los extractos, me están entrando ganas de leer cuentos…, a falta de no poder oírlos, claro. 🙂 :*
Si estuvieras por aquí te lo dejaba, y algunos hasta los contaba 🙂
^^