Libros de la catarata, 2006, 2011. 184 páginas.
Transcripción de conversaciones entre Carlos Taibo y José Luis Sampedro sobre diferentes temas: La democracia, el poder del pueblo, la globalización, los EEUU, Europa, el terrorismo, etcétera. Un certero análisis de cómo está la cosa y de lo difícil que va a ser mejorarla.
Aunque las primeras conversaciones son de hace doce años estamos más o menos igual; todavía no estamos saliendo de la crisis y aunque la tecnología avanza a pasos agigantados, en lo social seguimos anclados en un sistema económico que fomenta la desigualdad y unos gobiernos parcialmente democráticos que necesitarían mejorar.
Muy recomendable.
Bueno, lo que me parecía más llamativo de ese estudio es que comparaba esos 4,00.000 millones de dólares que se habrían recaudado en una década con otras tres cifras: cada año se gastan 4,00.000 millones de dólares en drogas, cada año se gastaban —porque es la cifra anterior a los atentados del 11 de septiembre de 3001— 780.000 millones de dólares en alimentar formidables maquinarias militares y cada año se dilapida en el mundo un billón de dólares, con be, un millón de millones de dólares, en publicidad, dos veces y media lo que el PNUD se proponía recaudar en un decenio para encarar los problemas más perentorios en materia de sanidad, educación, alimentación y agua.
Creo que con estos datos en la mano, la conclusión está servida: si el problema de la pobreza no se resuelve, ello es así, ante todo, por falta de voluntad de los dirigentes políticos, y por falta de actitud solidaria de las poblaciones, de los países más ricos.
Mira, volviendo a lo que hemos dicho antes sobre el uso del lenguaje: es muy importante reflexionar sobre lo que significa la palabra liberalizar. Voy a hacer un paréntesis sobre la palabra libertad, y lo voy a hacer con un ejemplo. En Estados Unidos, en Nueva York, no sé si se han empezado a construir los edificios que han de sustituir a los derribados el 11 de septiembre de 2001. Pero he visto una fotografía de la piedra que se pone en los cimientos, como ocurre cuando en España se inicia la construcción de una casa. En la piedra en cuestión, de veinte toneladas, se dice que se trata de un tributo a la enduring liberty, a la libertad duradera famo -sa. Y encima de esa piedra que recuerda a la libertad duradera está previsto construir cuarenta, cincuenta, sesenta o setenta pisos de oficinas comerciales que atentan contra la libertad duradera… De modo que la piedra va a quedar enterrada y va a quedar aplastada por la libertad duradera de los poderosos y de los financieros. Todo un símbolo. Debo tener las fotografías por algún sitio.
Pero, bueno, a lo que iba. ¿Qué es la libertad? Mira, en la inmensa mayoría de las situaciones de la vida hay desigualdades de poder. En todas las relaciones, entre hombre y mujer, entre marido y esposa, entre amigos, hay unos que dominan y otros que son más pasivos. Es así. Y por eso el fuerte quiere siempre libertad. El débil también la pide, claro, pero con objetivos distintos. El fuerte quiere libertad para hacer lo que le dé la gana, para que no le pongan trabas al ejercicio de su voluntad sobre el débil, y éste la pide para liberarse de la opresión.
Vaya otro ejemplo de los bonitos.- a principios del siglo XX el banquero Morgan le dijo a su abogado que quería llevar a cabo una determinada operación. El abogado le respondió: «Mire usted. Eso no se puede hacer, la ley no lo permite, la disposición tal y cual…». Y Morgan replicó: «Oiga, yo no le pago a usted para que me diga lo que puedo hacer. Le pago para que me diga cómo puedo hacer lo que quiero hacer». Pues ésa es la libertad que demanda el poderoso, en tanto el débil quiere libertad para que no le obliguen a hacer lo que no desea hacer.
í Se trata de dos necesidades distintas vinculadas con la palabra libertad y la consecuencia es que, cuando se habla de liberalizar, lo que se está haciendo es colocar al liberalizado en manos del poderoso. ¿Qué significa liberalizar el trabajo? Se nos dice: vamos a liberalizar el mercado laboral porque sólo esa receta funciona. La productividad exige que haya despidos, que se reduzca la fuerza de trabajo y que se eviten las regulaciones que defienden al trabajador. Vamos a liberalizar el mercado de trabajo. ¿Qué significa eso? Significa dejar al obrero a la voluntad del empresario. Eso es liberalizar el trabajo.
De modo que el mercado no puede servir de defensa para nada. Y además no es la libertad. Hay un economista, Milton Friedman, que recibió el premio Nobel y que publicó un libro titulado La libertad de elegir. Y la libertad de elegir era el mercado. Bueno: pues vaya usted al mercado sin dinero en el bolsillo y vamos a ver qué elige usted. Esto quiere decir que la libertad la da el dinero que usted lleva, y no el mercado.
De modo que tenemos que defendernos frente a esos neos que lo que hacen es justificar los deseos de los ricos. Otro economista famoso —que por cierto murió, como Friedman, en 3006— fue Galbraith, quien explicó en uno de sus libros que casi todo lo que han escrito los economistas, la mayoría de ellos, en los últimos decenios —escribía esto en la década de 1990— ha sido justamente lo que los ricos querían que se dijera, porque les favorecía. Toda la teoría de los neoliberales es simplemente esto.
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