Gylfi ha traicionado a su amigo y busca redención viajando a Asgard, donde ya estuvo una vez. Lo que no esperaba era encontrarse con el Ragnarok, el fin del mundo, en el que, sin quererlo, tendrá un papel protagonista. Hasta los dioses pueden morir. Pensad en ello.
Magnífica combinación de un guión muy bien estructurado y poético con unos dibujos que se salen del papel. Ya García y Rubín habían dejado el listón alto con aquel Beowulf, pero estos dientes de la eternidad son incluso mejores. También queda tiempo para los combates épicos entre las fuerzas del bien y del mal, reflexiones sobre el destino y el valor de la amistad.
Sobrecogedor. Imprescindible. Poesía escrita y visual.
Un comentario
Me lo apunto.
BTW los dioses todopoderosos, eternos, inmutables y omniscientes son /afaik/ una rareza; suelen estar sujetos a sus propias pulsiones y tienen su propio ciclo.