Alianza, 1977, 1998, 2005. 254 páginas.
Tit. Or.The mycenaeam world. Trad. José L. Melena.
Alguien, en algún momento, debió recomendarme este libro. Porque aquí no aterrizas por casualidad. Pero no soy capaz de encontrar la referencia, para poder agradecérselo.
John Chadwick fue uno de los descifradores de la escritura Lineal B, así que nadie mejor para hablarnos del mundo micénico. Si a su conocimiento de primera mano añadimos una excelente capacidad de divulgación el resultado es un libro excelente.
Parece mentira que de listas de asientos contables tales como el pago de cereal diario a los trabajadores se pueda obtener tanta información acerca de una cultura, pero así es. La escritura es una herramienta de conocimiento incluso cuando registra datos aparentemente anodinos.
Aunque es un libro hasta cierto punto técnico no hace falta ser arqueólogo para leerlo, y la única pega es el interés que te despierta y que te hace preguntar si no se habrá publicado algo más sobre el tema con información más reciente. Que seguro que sí, si alguien lo sabe, que lo comunique.
Calificación: Muy bueno.
Extracto:
Por lo tanto, propuse por mi parte una ligera modificación en la idea: sería notable que no se utilizaran los ideogramas para hombre y mujer, si la potencia total del grupo era de hecho una, dos o tres personas más de lo que aparecía anotado. Además, una sola mujer (Ab 388, cf. Aa 785) parecería tener una supervisora sólo para ella misma. Pero, si suponemos que los supervisores son todos femeninos y que están contados de hecho en el total expresado, sólo tenemos que corregir la teoría haciendo que los supervisores subalternos sean pagados en una proporción de cuatro décimas partes (en lugar de dos), y los supervisores de categoría superior en una proporción de siete décimas partes. Entonces, todas las cifras tienen sentido, ya que esperaríamos que el equipo de supervisión obtuviera más que sus subordinados, e incluso podemos lanzarnos a la conjetura de que DA es una abreviatura de la palabra que se escribe da-ma o du-ma, que ya sabemos que significa superintendente (¿de uno u otro sexo?), y que TA está por la palabra tamia, que se encuentra posteriormente en Hornero para el «ama de llaves».
Hay una fisura en la teoría final, una tablilla (Ab 555) que presenta un suplemento de 45 décimas partes en lugar del máximo de nueve observado en otros lugares. En la actualidad, no puede haber duda alguna de que se trata simplemente de un error, y Palmer (1963, p. 117) sugirió ingeniosamente cómo puede haberse producido dicho error: el escriba, en algún momento de su labor, puede haber omitido simplemente el signo para «décimas partes», que debería haber precedido a los cuatro últimos trazos de las unidade de modo que escribió 16 en lugar de 12,4. Cualquiera que fuera la causa del error, sería interesante saber si el error contable se tradujo en hechos y si este grupo afortunado recibió raciones adcionales. La proporción real de las raciones es una cuestión que. debemos dejar para un examen posterior (p. 143).
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