Edicions 62, 2010. 574 páginas.
Estamos en verano, señoras y señores, esta reseña y las que vienen se van a resentir del relajo vacacional. Tanto que en esta ocasión y en contra de la costumbre no pondré lista de cuentos (no tengo escáner a mano) ni extracto.
Mi amiga Sílvia no hacía más que recomendarme a Jesús Moncada y esta edición de sus cuentos completos en edición de bolsillo era una oportunidad excelente de hacerle, por fin, caso.
¡Que cuentos! ¿Tendrá algo la tierra catalana que produce tan buenos cuentistas? Atónito como las calaveras me he quedado con la calidad, ternura y humor de estas páginas.
Empezando por la ambientación, en el pueblo de Mequinensa, desaparecido bajo las aguas de un pantano (aunque se construyó un pueblo nuevo al lado). Algo sé de paisajes de infancia desaparecidos.
Las historias, de traca. El piloto que se embarca en una tormenta transportando a un Cristo, la familia que tiene que acoger parte del ayuntamiento, y entre los legajos se incluye un preso con mucha traza para ayudar en casa pero bastante inútil como delincuente, la original carta de un barquero a la señora muerte… y tantas otras que les recomiendo leer cuanto antes. Porque esta vida se pasa en un visto y no visto, y enseguida pasamos de embriones confusos a calaveras atónitas.
Calificación: Imprescindible.
Un día, un libro (350/365)
2 comentarios
ei! què bé que t’ahagi agradat.
Me ha gustado muchísimo.