Ian Crofton. Historia de la ciencia sin los trozos aburridos.

octubre 1, 2020

Ian Crofton, Historia de la ciencia sin los trozos aburridos

Las recopilaciones de curiosidades históricas siempre han tenido su tirón y su público. Aquí por ejemplo teníamos aquellos tomos de Historias de la historia y recientemente Nieves Concostrina está haciendo algo parecido con un poquito más de salero y rigor.

Aquí nos encontramos una serie de anécdotas relacionadas con la ciencia, no una historia ni nada parecido. Además se nota mucho que el autor no es científico porque la selección siempre tira más al lado no científico. Un ejemplo:

1637 Ciencia de la reproducción. ¿Una inmaculada concepción?

En Grenoble, Francia, Magdeleine d’Auvermont, esposa de Jérôme de Montléon, señor de Aiguemére, fue llevada a juicio, por haber dado a luz un niño, llamado Emmanuel. Los parientes de Jérôme querían que el niño fuera declarado ilegítimo, debido a que Jérôme, capitán de caballería, había estado fuera durante cuatro años, en las guerras en Alemania. En defensa de la legitimidad de su hijo y de su propio honor, Magdeleine juró que no había conocido a otro hombre, pero que en un sueño su marido le había hecho el amor, y a la mañana siguiente supo que estaba embarazada. El niño nació nueve meses después. Testigos expertos en forma de cuatro comadronas testificaron que ellas también habían dado a luz sin haber realizado el acto sexual, y dicha posibilidad fue garantizada por cuatro médicos de la Universidad de Montpellier, defensores de la doctrina de la partenogénesis o generación espontánea (véase 350 a. C.). El 13 de febrero el tribunal dictaminó que Emmanuel era efectivamente el heredero legítimo del señor de Aiguemére y de todas sus posesiones.

En otras ocasiones el rigor está un poco ausente, como en esta anécdota de Einstein que no es más que un chiste popular adaptado. Es cierto que Einstein tardó mucho en empezar a hablar pero fue, según sus palabras, porque quería hacerlo correctamente:

1882 Física. Desarrollo tardío

Albert Einstein, cuando tenía tres años y medio, emitió sus primeras palabras, para quejarse de que su leche estaba demasiado caliente. Sus padres, que creían que su hijo sufría un grave retardo, quedaron encantados. Cuando le preguntaron por qué no había hablado antes, les dijo que no había habido ninguna necesidad, porque hasta entonces todo había sido correcto.

Pero en general el libro es entretenido y se puede ir leyendo poco a poco.

Recomendable.


C. 1900 a. C. Matemáticas. Breve historia de pi

Las primeras aproximaciones escritas de pi (la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro, un número irracional que empieza 3,14159…) se hicieron por esta fecha: los babilonios decidieron que era 25/8 (3,125), mientras que los egipcios optaron por 256/81 (3,16049…). Aproximadamente un milenio más tarde, el texto indio en prosa Shatapatha Brahmana[*] sugería 339/108 (3,13888…). En el siglo III a. C., Arquímedes utilizó un complejo método geométrico para demostrar que pi era más que 3 + 10/71 y menos que 3 + 1/7, lo que daba una media de 3,14185. Hacia el año 265 d. C., el matemático chino Liu Huí desarrolló un algoritmo iterativo para calcular pi, y obtuvo un valor aproximado de 3,14159. A lo largo de los siglos siguientes, matemáticos indios, chinos y persas desarrollaron más aproximaciones. En el período moderno temprano, el matemático alemán Ludolph von Ceulen (1540-1610) estaba tan orgulloso de la obra de su vida, que en gran parte consistió en calcular pi hasta el trigésimo quinto decimal, que hizo inscribir el número en su tumba. El advenimiento del cálculo proporcionó una nueva herramienta, e Isaac Newton calculó pi hasta el decimoquinto decimal, pero consideró que era una pérdida de tiempo y escribió: «Me avergüenza decirles hasta qué cifra llevé estos cómputos, pues en aquella época no tenía otra ocupación». La llegada de los ordenadores modernos hizo que se pudiera calcular pi con un número creciente de decimales. En 1989 se sobrepasaron los mil millones, y en el momento de escribir esto el récord estaba en 2,5 billones (2 576 980 370 000), que se consiguió a lo largo de un período de 73 horas y 36 minutos en agosto de 2009 en un súperordenador de la Universidad de Tsukuba, en Japón. Este superordenador, el T2K-Tsukuba, puede alcanzar velocidades de 95,4 billones de operaciones en punto flotante por segundo, y entre los 2,5 billones de dígitos hubo algunas secuencias sorprendentes, entre ellas 0123456789,9876543210,8888888888888 e incluso una repetición de los primeros 13 dígitos de pi: 3 141 592 653 589. Véase también 1844,1888,2005.

1991 Física. Un hombre modesto

(30 de enero). Muerte de John Bardeen, «Susurrador John», un científico modesto y tranquilo cuyas dos pasiones fueron la física y el golf. Mantuvo ambas separadas, hasta el extremo de que un día, el que había sido su compañero en el golf duran te muchos años, le preguntó: «Dime, John, hace tiempo que quería preguntártelo. ¿Qué haces para ganarte la vida?». Bardeen había omitido mencionar que le habían concedido no uno, sino dos premios Nobel: el primero en 1956 por la invención del transistor, y el segundo en 1972, por explicar la superconductividad.

No hay comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.