DeBols!llo, 2007. 270 páginas.
Después de lo que me gustó Lo que sé de los vampiros me he lanzado a buscar otras obras del autor. Por suerte hay mucho editado en bolsillo y la primera lectura ha sido este libro de sugerente título.
Los padres de Ignacio ganaron la lotería y su vida cambió de repente. Eso y unas inversiones acertadas los han llevado a disfrutar de una vida acomodada. Pero su hermano mayor Carlos sigue con su vida de calavera al margen de la bonanza y ha desaparecido durante años. Un encuentro casual con su hermano arrastrará a Ignacio a un submundo desconocido para él pero con el atractivo de la aventura y el riesgo.
Bien escrita, aunque quizás por debajo de los vampiros y con una trama que -aunque pueda llegar a sospecharse- es tan atractiva que fue llevada al cine con el título de Volverás (no he visto la película). La narración desde el punto de vista del hermano ingénuo permite ir revelando poco a poco los detalles de la intriga y jugar con el suspense.
El retrato de las clases adineradas de Barcelona permite hacer una suave crítica a la alta burguesía, y la descripción de los bajos fondos pone de relieve una división entre dos Barcelonas que parecen no conocerse, pero que conviven. Cada vez que paso por el barrio del Raval -antiguo barrio chino-, y lo hago cada día, me acuerdo de esta novela.
Lectura asequible y recomendable.
Extracto:[-]
—Éstos son mis amigos. Jóvenes al filo de los treinta años, convertidos en la patética muestra de lo que se cachondearon hace unos años. «Pero a mí me da igual», dicen, y luego se aplauden como focas. «Y por qué, y para qué, y con qué fin y yo si sé…» A algunos les tengo mucho aprecio y, en general, o al menos eso creo, algunos tienen un buen concepto de mí. Eso pasa en los días buenos. Hoy es un mal día y pienso lo que nunca debo pensar: un buen amigo tiene su momento y el brillo de la amistad es el recuerdo de un tiempo más claro y más ancho que, desde luego, no tiene nada que ver con el afecto, sino con la presión arterial…: cuando te reconoces en ellos, empieza el temor. Cada día tengo más amigos, no sé si buenos. Desde hace unos años el aburrimiento me ha dado un barniz de fatalidad que parece invitar a la confesión, suelo escuchar y no doy consejos. Cuando me cuentan su vida no salgo corriendo. No sé por qué. Se me olvidaba: desde que saben de mi marcha a Estados Unidos, los que no han ido me quieren más, y los que han pasado por allí me ofrecen mucha información y hablan con nostalgia de atardeceres, de coches, de chicas y de comida mejicana. No salgo corriendo. No sé por qué.
»Mis amigos, ellos y ellas, se pueden dividir en varios grupos. El formal, a los que frecuento. Todos, salvo vigorosos regresos alguna víspera de festivo, han dado por finalizada su época de inconsciencia; tienen carrera y una visión nítida de los años venideros. Guardan sus temores en una caja y la caja en un altillo del cuarto trastero; lo que explican cuando se emborrachan es otra historia, la convención de una duda.»Si yo te contara…», suele ser la frase que inicia en las fiestas su única conversación ajena al trabajo. La verdad es que no tienen nada que contar que no sepa o haya escuchado cientos de veces a través de la zigzagueante malicia de un tercer amigo. De no ser hoy el cumpleaños deVicky no habrían venido; eso no les impide bostezar y señalar impacientes el reloj, mientras miran a sus novias. ¿Quieres un ejemplo? Ahí tienes a Juan, el que adoctrina sobre controles de audiencia a Pablo, el de la mirada extraviada, del que enseguida te hablaré. Juan trabaja en la. tele, pronto será un pez gordo. Juan no sabe que Montse, su novia (dos operaciones de nariz, una de busto, ninguna de laringe) se acuesta con Pablo. Juan nos da a todos mucha pena. En el grupo formal se integran casi todas las chicas; en honor a la verdad, llevan con mayor dignidad y convicción la asunción de responsabilidades y el asco que les dan sus antiguos amigos. Luego están los dicharacheros, los tiravasos de última hora; se quedan hasta el final y hay que echarlos con esa sonrisa plástica del que arrastra una dolencia irreversible y pide compasión. No encontraron ningún sentido a los estudios, ni tuvieron ni se inventaron una vocación y se han decidido a trabajar con un familiar cercano. Entre ellos destaca Pablo. Está alcoholizado, lo que al parecer no le impide acostarse con Montse. Trabaja en la tele. A todo el mundo le da mucha pena. Luego existe un tercer grupo que no suele salir del lavabo. Casi nunca se les ve.
7 comentarios
Lo que son las cosas y las casualidades: ayer paseando por Madrid compré en una librería de ocasión Lo que sé de los Vampiros.
Luego busqué el día de Watusi y no lo encontré, pero lo cierto es que no me preocupé del enano y su suicidio en Las Vegas. Ahora me arrepiento.
Al llegar a casa empecé el de los Vampiros y, me inquieta porque entre otras cosas jamás he deseado la inmortalidad que, considero, en caso de ser posible sería una especie de maldición.
Pero ahora, con los tiempos tan interesantes que vienen, parece que la vida es corta, demasiado corta para perdérselos.
En fin, debe ser el café que me hace ponerme tan filosófico.
saludos a todos
Hola, soy una intrusa, he encontrado de casualidad tu blog, bueno por casualidad entre comillas he empezado con los vampiros y hoy lo he olvidado en casa, al medidia siempre engo un poco de tiempo para leer y lo estoy echando de menos, por eso he hecho la búsqueda en google para ver si podia bajarme algún capítulo y al final me he liado aquí!!
vaya cuento te estoy contando…
bueno la cuestión es que yo si he visto la peli Volverás (hace tiempo), y la sensación que tengo es positiva, ahora me molesta más aún no tener el libro para este mediodía!!!!
bueno seguiré chafardeando por aquí!!!
De Casavella sóle he leído la novela en tres tomos «El día del Watusi». Me resultó interesante, así que quiero seguir con «Lo que sé de los vampiros». Una pena su temprana muerte. Saludos.
Creo que Casavella era uno de los nombres más importantes que habia en las letras españolas. Os recomiendo su primera novela, «El triunfo» y el último libro publicado, que reúne sus artículos y ensayos, publicado por Galaxia Gutenberg. El Watusi es increíble también. Permíteme que te recomiende (no sé si lo has leído)a Kiko Amat, en Anagrama. No sé porqué motivo relaciono a ambos escritores.
Hola! me encanto su pagina!!
Me llamo Ana Maria y soy administradora de un directorio web/blog. Tengo que decir que me gusto mucho su pagina y le felicito por hacer un buen trabajo. Le cuento que me encuentro construyendo alianzas con webs amigas para asi atraer mas visitantes y poder hacer mas conocida mi web. Por ello, me encantaria contar con tu sitio en mi directorio, consiguiendo que mis visitantes entren tambien en su web.
Si esta de acuerdo. Hagamelo saber.
Suerte con su web!
Ana Maria
«El día del Watusi» es una pedazo de novela (trilogía, pero bueno). Es literatura de la buena, en serio. Yo «Lo que sé de los vampiros» aún no la he leído, pero ésta del enano sí, y también te recomiendo «El secreto de las fiestas» (un libro juvenil que reeditó actualizado para mayores). La verdad es que Casavella es casi imprescindible y es bastante triste que muriera tan pronto.
Nuevos ricos con hijo crápula y la alta burguesía catalana frente a los bajos fondos… ¡Mmmmmmm, suena irresistible, justo lo que me gusta! Gracias por la pista, va de cabeza a la lista de libros a conseguir.