RBA editores, 2008. 96 páginas.
La obra está basada en la vida de Mariana Pineda, luchadora por la causa liberal. En aquella época la palabra tenía otro significado, bastante honroso. Mucho se podría hablar de quienes en esa época lucharon por la libertad.
Pero Lorca se fija en esta heroína, porque le viene al dedillo. La defensa de una causa con el amor de por medio parece hecha a la medida. La firmeza de Mariana ante el acoso de Pedrosa y la posterior tortura dibujan una mujer rotunda, poderosa. Una mártir.
Destaco esta acotación de Lorca en la escena que añado en el extracto:
Pausa. En esta escena habrá pausas imperceptibles y rotundos silencios instantáneos, en los cuales luchan desesperadamente las almas de los dos personajes. Escena delicadísima de matizar, procurando no caer en exageraciones que perjudiquen su emoción. En esta escena se ha de notar mucho más lo que no se dice que lo que se está hablando. La lluvia, discretamente imitada y sin ruido excesivo, llegará de cuando en cuando a llenar silencios.
No es un drama de gritos y proclamas. Lo que se dice, se adivina. El matiz es lo importante, también en el mensaje. La moraleja es clara pero no se anuncia. Se siente.
Léelo entero aquí:
Extracto:[-]
Las cortinas del fondo se levantan y aparece Clavela, aterrada, con el candelabro de tres bujías en una mano y la otra puesta sobre el pecho. Pedrosa, vestido de negro, con capa, llega detrás. Pedrosa es un tipo seco, de una palidez intensa y de una admirable serenidad. Dirá las frases con ironía muy velada y mirará minuciosamente a todos lados, pero con corrección. Es antipático. Hay que huir de la caricatura. Al entrar Pedrosa, Mariana deja de tocar y se levanta del fortepiano. Silencio.
Mariana:
Adelante.
Pedrosa: (Adelantándose.)
Señora, no interrumpa
por mí la cancioncilla que ahora mismo
entonaba.
(Pausa.)
Mariana: (Queriendo sonreir.)
La noche estaba triste
y me puse a cantar.
(Pausa.)
Pedrosa:
He visto luz
en su balcón y quise visitarla.
Perdone si interrumpo sus quehaceres.
Mariana:
Se lo agradezco mucho.
Pedrosa:
¡Qué manera
de llover!
(Pausa. En esta escena habrá pausas imperceptibles y rotundos silencios instantáneos, en los cuales luchan desesperadamente las almas de los dos personajes. Escena delicadísima de matizar, procurando no caer en exageraciones que perjudiquen su emoción. En esta escena se ha de notar mucho más lo que no se dice que lo que se está hablando. La lluvia, discretamente imitada y sin ruido excesivo, llegará de cuando en cuando a llenar silencios.)
Mariana: (Con intención)
¿Es muy tarde?
(Pausa.)
Pedrosa: (Mirándola fijamente, y con intención también.)
¡Sí! Muy tarde.
El reloj de la Audiencia ya hace rato
que dio las once.
Mariana: (Serena e indicando asiento a Pedrosa.)
No las he sentido.
Pedrosa: (Sentándose.)
Yo las sentí lejanas. Ahora vengo
de recorrer las calles silenciosas,
calado hasta los huesos por la lluvia,
resistiendo ese gris fino y glacial
que viene de la Alhambra.
Mariana: (Con intención y rehaciéndose.)
El aire helado
que clava agujas sobre los pulmones
y para el corazón.
Pedrosa: (Devolviéndole la ironía.)
Pues ese mismo.
Cumplo deberes de mi duro cargo.
Mientras que usted, espléndida Mariana,
en su casa, al abrigo de los vientos,
hace encajes… o borda…
(Como recordando.)
¿Quién me ha dicho
que bordaba muy bien?
2 comentarios
Qué interesante suena… y yo que no he leído apenas a Lorca ! 🙁
Te animo a hacerlo, el teatro se lee bien. Aunque lo mejor es ir a ver una obra suya si se representa.