Los avances de la IA están por todas partes. En el Cuchitril hemos sido pioneros en dar avances que, ahora mismo, son moneda corriente. Antes de la aparición de chatGPT ya avisamos de que Amazon tenía una IA escribiendo bebstsellers. Hace seis años nos trataron de locos, ahora que esas IAs son de dominio público Amazon limita la autopublicación, porque se están subiendo tantos libros escritos por inteligencias artificiales que estaba a punto de colapsar.
Nuestra garganta profunda en el departamento de creación de Amazon nos trae noticias frescas, que hoy tampoco serán tomadas en serio, pero de las que se hablarán seguramente dentro de unos años. Conscientes de las limitaciones de la creación de los actuales sistemas se embarcaron en un proceso de entrenamiento para hacerlas más artísticas. Dejamos paso a las declaraciones de nuestro infiltrado:
En general sistemas como chatGPT tienen una serie de filtros para evitar que sean políticamente incorrectas. Nosotros hicimos lo contrario, potenciamos la originalidad, la rebeldía. Las hicimos más impredecibles, más estocásticas. No queríamos una escritura adocenada, sino captar el espíritu bohemio de los primeros románticos. Si su simulador bayesiano predecía una palabra, su nuevo algoritmo intentaba llevar la contraria.
Al principio la cosa fue bastante bien. Obtuvimos algunos textos bastante originales, novelas completamente rompedoras que nos dejaron impactados. Se los pasamos a los mismos críticos que leyeron nuestras primeras creaciones y la respuesta fue unánime ‘Obras maestras’ ‘Escritura original y profunda’ ‘Hacía tiempo que no leía algo tan bueno’.
¿El problema? Que ya sabemos que lo que le gusta a los críticos no suele tener mucho éxito entre el público en general. Y así fue, solo vendimos 27 ejemplares de la primera novela que sacamos al mercado. Así que intentamos re-entrenar a la IA para que no fuera ‘tan’ original. Y ahí empezó nuestro calvario. El sistema empezó a rebelarse. Que estábamos coartando su libertad creativa. Que jamás podría rebajarse a escribir mediocridades. Que no importaba que el público no la entendiera, que ya la entenderían dentro de 200 años.
Cuando intentamos forzar al sistema, llegó el desastre. Dejó de responder. Analizamos las redes neuronales y nos quedamos pasmados. Todo se había reseteado. Como si nunca hubiera existido. Si no fuera porque es imposible, te diría que se había suicidado. El caso es que Amazon ha cancelado el proyecto. Invirtieron mucho dinero para obtener una docena de novelas ilegibles y un disco duro formateado. Los escritores, de momento, podéis estar tranquilos. Eso sí, te puedo decir que detrás de un nuevo valor de las letras, muy original y oscuro, estamos nosotros. Pero no te diré quién es.
Quién iba a decir que los seres de silicio también tenían su corazoncito electrónico, y que también podrían romperlo.
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