Hoy toca periodismo de investigación. Mi fuente es un crítico literario que no quiere revelar su nombre pero con un secreto que no podía callar.
La historia comienza cuando el crítico, al que llamaremos J.M., se encontró por razones que no vienen al caso sin lectura a mano. Tan sólo un ejemplar medio abandonado de estas novelas románticas de portadas prototípicas con un tiarrón enseñando pecho y una moza agarrada a su cintura. Se titulaba ‘Pasión andaluza’. Empezó a leerlo, nunca o había hecho y le entró curiosidad. A las pocas páginas estaba enganchado y sorprendentemente sorprendido por la calidad de la prosa. La trama se situaba en el Madrid de finales del XIX y narraba el romance entre una marquesa viuda y un fogoso amante gaditano.
El caso es que la historia le sonaba de algo y pensando, pensando cayó en la cuenta ¡se trataba de la novela Insolación de la Pardo Bazán! Se puso en contacto con la editorial, imaginando que les habían dado gato por liebre. El editor jefe concertó una cita con él. Sabían que era un plagio. Es más, no era el único y llevaban ya muchos años hacíendolo.
La necesidad de producir mucho en poco tiempo, la crisis y escasos márgenes les habían obligado a ser creativos. Siempre se ha saqueado del argumentario de los clásicos. No hay más que ver Juego de tronos. Pero decidieron ir un paso más allá. Con el auge de la novela histórica empezaron a reeditar clásicos de siempre. Sólo tenían que añadir donde fuera conveniente unas cuantas escenas subidas de tono. Y había muchos sitios donde insertar estas escenas. Lo que os clásicos insinuaban ellos lo contaban con pelos y señales. Fusilar y adaptar una novela no costaba más de un par de días y se vendían muy bien.
El editor le ofreció a J.M. una cantidad de dinero que no me ha querido desvelar a cambio de su silencio, amén de publicarle un par de novelas que tiene en el cajón y que nunca ha conseguido colocar. Él accedió con la conciencia tranquila, aunque no ha sido capaz de callarse el asunto cuando llevaba un par de copas de más. Como esta bitácora la leen cuatro gatos no le preocupa la repercusión que pueda tener su desliz.
A la editorial no le importaba el escándalo, ni las repercusiones legales. Al ser textos libres de derecho no hay problema en sacar versiones adaptadas. Lo que le preocupa es que el público se entere de que lo que están comprando no son apasionantes best sellers, sino clásicos de la literatura. Se dejarían de vender inmediatamente.
Si alguna vez se tropiezan con alguno de estos libros de portadas morrocotudas echen un vistazo a las primeras páginas. Pudiera ser un clásico disfrazado.
2 comentarios
Me sorprendo porque es tan alucinante las artimañas de las que somos capaces para obtener un beneficio, y veo con frecuencia que no hay límites.
He conocido de plagios. Plagios de poemas para concursos, plagios de una obra completa al que se le cambiaba el tono de diálogo de los personajes, plagios de textos publicados en Facebook. ¿Pero plagios de clásicos para venderlos de esa forma?
Tomo nota.
Yo también estoy estupefacta, veintiocho veces estupefacta.