Ante la inminente destrucción de la tierra por un meteorito el arquitecto Yorba deberá enfrentar su destrucción particular y enfrentarse a sus propias contradicciones.
Cada cómic de Rubín es un acontecimiento y este no es una excepción. De formato gigante, para poder disfrutar en una calidad excelente del dibujo y con una edición exquisita. El tema que lo articula no es excesivamente original y, en mi opinión, la trama no está especialmente conseguida. Ni por el protagonista, ni por lo que le pasa, ni por el arco narrativo.
Pero no importa, porque es una excusa para que Rubín despliegue todo su arsenal como dibujante, creando páginas que tienen textura propia, con variedad de formatos, estilos de ilustración, viñetados alternos, una delicia a la vista que es por lo que merece la pena leer (y leer de nuevo, sobre todo las últimas páginas) este cómic.
Muy bueno.
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