Como salvar su relación

junio 25, 2008

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La gente suele pensar que los lectores compulsivos nos solemos emparejar con gente de nuestra misma calaña, y están muy equivocados. No hay nada peor que una relación de dos amantes de la literatura. Una discusión sobre la calidad literaria de Dan Brown puede ser muy estimulante si se tiene con un amigo o por internet, pero si tu pareja se destapa como una admiradora de Coelho no importa lo bien que os llevéis en todos los demás aspectos: huye de inmediato.

No hay que dejarse engañar por una aparente sintonía. En medio de una típica discusión de pareja los ánimos se calientan y uno llega a decir cosas que no debería -aunque las piense. Si mientras te estás tirando los platos a la cabeza arrojas de paso frases como ‘Pues Bryce Echenique es un mal escritor y un copión’ y te responden ‘Pues 2666 es un tostón plano y aburrido’ la relación está sentenciada. Los ánimos acabarán calmándose pero seguirás pensando que tu pareja cree que tu gusto es mediocre, o que su sensibilidad deja mucho que desear. Más tarde o más temprano alguna excusa servirá para romper.

Esto es bueno. Si un lector afanoso se junta con una cantidad de libros importante ¿Se imaginan las bibliotecas que pueden surgir si juntamos a dos? Si el dinero no es problema basta con mudarse a otro piso más grande, pero no es una solución al alcance de cualquiera. Una pareja de conocidos que -cosa increíble- se respetan mutuamente aunque difieran en sus gustos tuvieron que ser imaginativos para solucionar este problema. Se fueron a vivir a un pueblo, habilitaron una sala grande para colocar los libros, pidieron una subvención y se constituyeron como biblioteca pública. No les va nada mal. A mí me preocuparía que alguien pudiera tomar en préstamo un libro mío, pero según afirman su clientela se compone de los ancianos del lugar que van a leer el periódico por las mañanas y prestan una media de cuatro libros al año: Dos de Dan Brown, uno de Ruiz Zafón y otro de chistes de Lepe. No son los únicos que han hecho algo parecido.

Pero lo normal es el matrimonio mixto, dónde uno de los miembros va acumulando libros ante la desesperación de la pareja. Las estanterías se van llenando, los huecos más impensables se utilizan para almacenar ejemplares y llega un momento en que se escucha la frase fatídica:

O los libros o yo

Conscientes de este problema en el Cuchitril Literario hemos estado buscando una manera de ayudar a los adictos a la lectura, salvando su relación sin renunciar a los libros. Según leo en Maikelnai los libros resultan ser un aislante excelente:

Los libros son los primeros aislantes. Una estantería llena de libros junto a una pared exterior de la casa, ayuda a evitar la fuga de calor

Si se eliminasen todos los libros de los hogares británico, nuestras facturas energéticas subirían como un cohete

La noticia completa, incluyendo consejos sobre dónde y cómo colocar los libros puede leerse aquí: Rooms that lose none of their shelf life (en inglés).

Ahora que va a subir la factura de la luz y que el ahorro energético es imprescindible para apoyar a la economía y combatir el cambio climático podemos contribuir aislando nuestros hogares con unas buenas estanterías llenas de libros. Diseñe con su pareja cual sería la mejor distribución y hágale saber el ahorro que supone disponer de tan buen aislante y lo bueno que es para el planeta.

El éxito está asegurado. Nadie que no esté en sus cabales renunciaría a pagar menos y la lucha contra el cambio climático ha pasado de ser propiedad de exaltados ecologistas a convertirse en una prioridad internacional. Luis L. nos cuenta:

Antes, cada vez que traía un libro a casa, mi mujer me miraba con un odio apenas disimulado, ‘Más porquería’ pensaba. Ahora, tras enseñarle de modo casual este artículo, las cosas han cambiado. Incluso me animé a comprar las obras completas de Pío Baroja y Benito Pérez Galdós. Todavía recuerdo su cara de ilusión cuando llegaron los paquetes.

El caso de Ana C. es parecido:

A mi novio le molestaba tanto libro en casa. ‘Para qué nos hacen falta, si tenemos la tele?’. Tras mostrarle las ventajas de una buena librería su actitud es muy diferente. Ha cambiado la televisión por una más pequeña -de menor consumo- y hasta me regala libros, ‘Bien gordos, que aislan mejor’. El pobre todavía no tiene mucho criterio y tengo que ir cambiando discretamente los pilares, códigos y demás morralla por algo más cercano a la literatura, pero todo se andará.

Sigan estos consejos, y no se arrepentirán.

13 comentarios

  • xavier caballe junio 25, 2008en12:06 pm

    Anne Fadiman dedica a este tema varias de sus historias en «Ex-libris. Confessions d’una lectora»… por ejemplo, como hicieron la fusión de las dos bibliotecas… o como celebran los aniversarios 🙂

  • ericz junio 25, 2008en1:49 pm

    Hay una variante que es cuando hay niños en el hogar que como se sabe son capaces de acumular en seis meses más objetos que uno mismo en sesenta años.
    Después de chocar por enésima vez con un robot gigante:
    -¿Podemos tirar este juguete, que está roto, que está todo el día en el piso?
    -¿Por qué no tirás tus libros en cambio?

  • Cristina junio 25, 2008en6:57 pm

    Uy, y qué pasa cuando arrejuntas a una bibliotecaria con un acumulador confeso de libros? 😉 Ay, no sé qué haremos….

  • Miriam junio 25, 2008en11:26 pm

    Pues no sé qué decirte. No hay nada peor para un lector que ir corriendo a enseñarle un fragmento glorioso a su pareja y que ésta te ponga cara de póker. Y, además, imposible convertir a los no lectores en amantes de los libros… Algunos prefieren los píxeles del televisor…

  • Magda junio 26, 2008en3:45 am

    Qué cierto lo que dices sucede en una pareja cuando se habla de gustos literarios y declara admiradora de Coelho o de Isabel Allende, por ejemplo. Además de intercambiar comentarios con cara de grrrr, está una especie de desencanto de escuchar semejante cosa, para uno. Y por supuesto que puede desatarse una discusión.

    Asi que si acaso llegase el caso, habrá que seguir tan excelentes consejos.

  • C.Martín junio 26, 2008en9:18 am

    Lo bueno de tener gustos literarios distintos es que no te tienes que pelear por leer primero el nuevo libro, e incluso te sirve para leer cosas que no harías de ningún modo, o si no ¿cómo crees que me habría leído yo Ángeles y demonios? Ah, no, que no me lo he leído… 🙂

  • Oz junio 26, 2008en3:41 pm

    Pero hombre, si es tan sencillo, yo eso hace tiempo que lo tengo solucionado así, mira: http://oz.izarbe.com/suicidiario/?p=49

  • Palimp junio 30, 2008en10:19 am

    Xavier, me apunto el libro para futuras ideas.

    Ericz, no me asustes, que me lo veo venir.

    Cristina: Acumulador+bibliotecaria=felicidad eterna

    Miriam, te aseguro que es mejor que te ignoren por que a tu pareja no le guste la lectura, a que le guste y te ignore porque piense que tienes un pésimo gusto.

    Magda, creo que si conoces a alguien interesante en una fiesta, lo primero que se tiene que preguntar es ¿Qué opinas de Paulo Coelho?. Como prevención.

    C.: confiesa que te gustó 😛

    Oz, buena solución, y original. Yo hago algo parecido, presto mucho mis libros. Así se dónde están y además no corren peligro de ser leídos.

  • Elena julio 2, 2008en7:12 pm

    Me ha encantado, un artículo genial. Me he reído porque me siento más que identificada. Trataré de utilizar el efecto aislante para que mi pareja no proteste porque las estanterías del IKEA amenacen con caerse abajo.

    Saludos

  • Juan Carlos julio 3, 2008en9:28 am

    Es una idea genial. El problema es que yo ya no encuentro huecos en los que meter un libro más, mi casa está ya bastante aislada. Mi pareja nunca ha criticado mi propensión a acumular papel, pero el problema es que ya no hay donde. Es un problema real, importante. Soy consciente de que, desde hace unos meses, estoy comprando muchos menos libros de los que solía. Y también leyendo menos, ahora me doy cuenta. ¿Cuál será la causa y cuál la consecuencia?

  • Rayuela julio 3, 2008en9:57 am

    Lo reconozco: soy acumulativa, y los libros son mi perdición. Por fortuna, hasta el momento no he recibido quejas de mi pareja aunque lo miro con cara de espanto cada vez que sentencia «Tienes muchos libros», yo entonces miro mi biblioteca que me parece escasa y raquítica… Geniales los consejos sobre libros y ahorro energético, ¡los lectores compulsivos nos aferraremos a eso!
    Por cierto, siempre me ha parecido triste entrar a una casa y no ver NI UN LIBRO (o las cuatro lecturas académicas obligatorias rellenando un hueco)…

  • Palimp julio 6, 2008en9:03 pm

    Elena, espero que te sirva 🙂

    Juan Carlos, a mí me pasa algo parecido. Este año me he comprometido a no comprar libros y a utilizar más la biblioteca.

    Rayuela, a mí también me parece que tengo pocos libros ¡aunque no me caben! También me causan espanto las casas que no tienen libros o alguna enciclopedia despistada que logró colarles algún vendedor a domicilio. Y hay más de las que parecen.

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