Hooked, 2011. 210 páginas.
Las señoras de la casa
En esta ocasión este libro electrónico ha venido por cauces legales y encima gratis; me encargué de la maquetación en formato Amazon para la editorial. Y ha sido un placer tener que revisarlo y de paso leerlo entero.
Una colección de cuentos cuyas protagonistas, como avanza el título, son lesbianas. La lista es la siguiente:
Invisibles
La señora de la casa
Las santas inocentes
La mujer invisible
Al enemigo, ni agua
Cita en Fnac
Diálogo de besugos
Bacalao de Islandia
Infiltradas
Haciendo amigos
De mala leche
De mala leche (entre bastidores)
Hetero friendly
Gay friendly
La familia y una más
Espejito, espejito trágico…
Lo malo de ser buena
Lesbianarium
A martillazos
Madre… ¿no hay más que una?
Franca Navidad
Desvaríos varios
A ver, María
Am-putada
Abducción fatal
Aunque la sociedad actual no es tan homófoba como hace años, todavía hay quien se extraña cuando se encuentra una pareja de dos mujeres (La señora de la casa, que puede leerse aquí en pdf). Algunos, incluso, se lo toman a mal, y el mejor ejemplo es De mala leche (entre bastidores), intercambio de correos entre la autora y el editor de un cuento, en el que se leen perlas como la siguiente:
A ver si me explico, Ingenua. Una cosa es lo que a alguien le gustaría, y otra bien distinta es la cruda realidad. Quizá a ti te gustaría que el término «mujer» pudiera designar con normalidad a un cónyuge de sexo femenino, fuera cual fuera su orientación sexual (es decir, ya fuera heterosexual u homosexual). Y, de hecho, a efectos legales lo designa, ciertamente. La ley actual reconoce a todos los efectos que una mujer puede ser «mujer» de otra. De acuerdo, pero piensa que la gran mayoría de la gente todavía no se ha habituado a usar este término en el sentido que quieres darle. A lo mejor dentro de cinco, diez, quince, veinte años será completamente normal usar el término «mujer» para referirse a las cónyuges homosexuales, pero actualmente la gente está todavía un poco «verde» en este sentido.
Puede que la gente esté un poco verde, pero eso no es razón para que la protagonista de un cuento no pueda llamar a su pareja mi mujer, más bien al contrario. Lo que es patético es esconder tus prejuicios personales con el sentir de la sociedad.
Temática aparte es un libro fresco y divertido que me ha arrancado muchas sonrisas y alguna que otra carcajada. Lo cual, en estos tiempos, ya es mucho. Pueden comprarlo aquí: Lesbianarium; historias afiladas de mujeres agudas
Calificación: Bueno.
Un día, un libro (25/365)
Extracto:
La Madre Superiora, visiblemente azorada y con las mejillas ardiendo, no acaba de dar crédito a lo que está oyendo.
―Entonces, Sor Tija, ¿vos también os acostáis completamente desnuda?
―Por supuesto. La pureza de la desnudez es del todo necesaria para que la virtud de la Santa fluya a través del cuerpo de Ana hacia el mío, inundándome con su beatitud en forma de fuertes oleadas de deleite que sacuden mis sentidos. Cuanto más cerca nuestros cuerpos, tanto mayor es el santo goce, y si se da el caso de amanecer enroscadas la una a la otra, eso es señal inequívoca de que la Santa nos ha querido unidas, fundidas, totalmente abandonadas a su voluntad durante la noche.
―Vaya… una experiencia… realmente mística… sin duda… y… ¿cuál es la segunda regla de vuestra orden?…
―La segunda regla de las Hijas de Ana consiste en reconocer la importancia capital de Santa Ana en nuestra fe.
―¿Y cómo hacéis tal cosa?
―Teniéndola siempre presente en nuestros rezos, por medio de un epílogo que añadimos a todas nuestras oraciones. Es lo que llamamos “Epílogo Anal”, entendiéndose por “anal” que está dedicado a Santa Ana y a todas las mujeres que se llaman Ana.
―¿Debo entender que añadís una coletilla a vuestras oraciones, dedicada exclusivamente a Santa Ana?
―Exactamente. El Epílogo Anal es una expresión de etimología latina formada por tres partículas que adquieren significado al pronunciarse conjuntamente. Con él queremos expresar, por una parte, que dirigimos nuestra oración a todas las Anas, y por eso utilizamos el pronombre “les-”, que significa “a ellas”. La segunda partícula del epílogo está formada por el infijo “-bi-”, que significa “dos veces”. Con él queremos indicar que, aunque recemos la oración una única vez, al añadir el epílogo es como si la pronunciáramos por duplicado para dedicársela a Santa Ana. Por último, la tercera partícula es el nombre de nuestra patrona, “Ana”.
―“Les-Bi-Ana”: “A ellas, dos veces, en nombre de Ana”. ¿Es así?
―Eso es, Hermana Caridad, pero debéis pronunciar el epílogo con mayor cadencia y con contundencia, como si fuera una sola palabra, en ningún caso de manera entrecortada. Así: lesbiana. ¿Queréis probar?
―Por supuesto, a ver cómo me sale: lesbiana.
―¡Muy bien, Madre Superiora! Aprendéis deprisa, sin duda. Ahora, si os parece bien, vamos a practicar la aplicación del Epílogo Anal, pongamos por caso, al Padre Nuestro. Si os parece, yo recito las últimas líneas de la oración, y vos añadís la coletilla. ¿Sí?
―¡Sí, Sor Tija, sí!
―Allá vamos, pues: “… no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.”.
―Lesbiana.
2 comentarios
Me lo compré ayer mismo después de leer tu reseña, lo ví hace un tiempo anunciado y se me había olvidado. Ahora lo leeré y ya te contaré
D.
Espero que te guste. Yo me divertí mucho leyéndolo.