A la madre de Vera la acosa un demonio. La toca por las noches y la deja postrada en la cama de día. Convivir con una persona que tiene una enfermedad mental sin diagnosticar hace que su vida sea dura, pero no exenta de amor.
Todo bien. La historia, que es terrible y esperanzadora a la vez. Los dibujos, que son una obra de arte. Los bordados, porque algunas páginas no están dibujadas, sino bordadas, ya que la madre sabía coser muy bien y la autora, que aprendió de ella, lo utiliza como homenaje y como un recurso que te deja, en ocasiones, con la boca abierta.
Muy recomendable.
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