Ediciones Robel, S.L. 193 pág.
Una vez al año no hace daño
Fiel a mi costumbre, sólo compro esta revista con formato de libro cuando hay algún cuento de la Willis. Como parece que se está especializando en relatos navideños (como bien apuntaba Carl Philip) sólo lo compro una vez al año. Y hago bien. O soy un morro fino, o es que la calidad es más bien tirando a baja. El número de diciembre contiene lo siguiente:
El muro de Hidrógeno. Gregory Benford.
Los mensajes extraterrestres conforman a veces verdaderas inteligencias que son difíciles de interpretar. El mayor reto es la arquitectura sagitaria. Una joven y ambiciosa nueva bibliotecaria deberá comprenderla para poder salvar a la raza humana.
Leticia en el reflujo de la marea. Alejandro Alonso.
Relato corto sobre un viaje interestelar sometido a extraños desdoblamientos espacio-temporales.
Viajes con mis gatos. Mike Resnick.
Un antiguo libro dota a suposeedor de la facultad de ver a su autora, muerta hace ya años.
Recoge mis huesos con susurros. Sally McBride.
El trabajo de campo de una niña se ve interrumpido por la alerta de una catástrofe. Sus padres intentarán rescatarla.
Agente curador. Don D’Ammassa.
Un afectado por la mortal enfermedad de Glastonbury descubre que todos los supervivientes comparten una característica: una visita a un pueblo de Marruecos.
Como las que solíamos conocer. Connie Willis.
Un extraño fenómeno metereológico está afectando a todo el planeta, cubriendolo de nieve y propiciando, en todo el mundo, unas navidades blancas.
Los mejores, a cargo de Willis y Alonso. Se dejan leer Benford y D’Amassa. Olvidable McBride y de una ñoñería impresionante Resnick. En conjunto, regular. ¿Dónde están las nuevas dimensiones de antaño?
(Un día, un libro 30/365)
No hay comentarios