Soy escéptico. No creo en los OVNIs, la homeopatía, la comunicación con el más allá, el Feng Shui y mucho menos en las propiedades curativas de hologramas en pulseras. No hay ninguna prueba convincente de la realidad de estos fenómenos y, por no haber, no hay ni una duda razonable.
Me parece muy bien que existan personas que sí crean en estas cosas, que a ellas les ha funcionado o que algo tiene que haber. Todos tenemos el derecho a estar equivocados, y ¿quién sabe? puede que el equivocado sea yo.
Pero hay una cosa que me molesta. Los vendedores de misterios. Sujetos que se ganan la vida engañando a la gente. Distorsionando los hechos, exagerando o directamente diciendo mentiras. No me molestan porque afirmen que tienen fotos de fantasmas en un cementerio, me molestan porque actuan como la peor prensa del corazón. Dando por buenos rumores sin confirmar y anunciándolos como verdades contrastadas.
Cuando uno piensa que lo ha visto todo, consiguen sorprenderte. La noticia es antigua, pero no quería dejarla pasar. Según leo y veo en Magonia, Iker JIménez llena de fantasmas el holocausto. Se dedicó a hacer psicofonías en Dachau. Lean el artículo anterior, que lo explica muy bien:
Lo realmente indignante, para mí, es que una cadena como Cuatro haga de lo que pasó en Dachau un número circense.
Se enlaza el siguiente comentario de F de Felipe, que tampoco tiene desperdicio:
¿Se puede caer más bajo? Diría que no, pero seguro que lo consiguen.
6 comentarios
Pues yo no voy a ser tan diplomático como tú. Las pulseras mágicas, las técnicas feng-shui, las pastillas milagrosas y demás zarandajas tienen una utilidad bien clara: detectar idiotas.
A mi me preocupa que haya tanta gente incapaz de plantearse dudas, de aceptar cualquier crecepelo que le vendan. Y cada vez son más.
Nos vamos al pozo.
No soy diplomático respecto a la realidad de estos timos modernos, pero el que esté libre de tonterias que tire la primera piedra. En otros temas estaré tan equivocado y ciego como los que usan pulseras.
No sé si cada vez son más, crédulos los ha habido siempre. Ya lo decía uciano en el siglo II: Odio la fanfarronería, odio la impostura, odio la superstición, odio la mentira y odio toda clase de tipos miserables y embaucadores, que son muchísimos, como sabes. . Lo triste es que sigan existiendo pese a la erradicación del analfabetismo, la existencia de internet, los avances de la ciencia…
Me uno a la brigada de los escépticos. Y añado: no nos olvidemos de los emergentes y cada vez más numerosos gurús de las entelequias psicoemocionales, apóstoles de la espiritualidad moñarda y a la postre sacacuartos abanderados de la new age, el flowerpower, el chill out o la concha de su abuela.
Buf, esos son legión. Están ocupando el nicho que ha dejado vacío la iglesia. Los domingos la gente ya no va a misa, pero hacen meditación trascendental y se hacen uno con el cosmos.
A mí no me sorprende nada de estos magufos. Yo antes leía estas cosas, pero dejé de hacerlo, porque ya ni como entretenimiento fantasioso valían, pues se repetían más que la cebolla. Si la parapsicología es una ciencia, es una ciencia bien rara que no avanza nada en absoluto con los años, siempre está con los mismos temas, que siempre son «misterios». yo lo veo como algo de fantasía, como puede ser la ciencia ficción y cosas así, pero que alguien como Iker y similares quieran hacerlo pasar por real… no sé, a mí me resulta muy dificil de creer por un lado que ellos de verdad se crean esas historias, y por otro que si no las creen sean capaces de engañar conscientemente a la gente… Será que soy algo ingenua.
Sí, los vendemisterios van reciclando los temas sin importarles lo desacreditados que estén. Son como las pulseras milagrosas, cada cierto tiempo vuelven a aparecer y la gente vuelve a comprarlas.
Personalmente creo que saben perfectamente que están mintiendo. Lo que los hace aún más ruines.