Editorial Anagrama, 2005. 125 páginas.
No hay comparación entre leer un libro en papel y leerlo en una PDA o pocket PC. El tacto del libro, la legibilidad, son superiores en el formato tradicional. Pero el electrónico tiene otras ventajas. Podemos llevar toda una librería en el bolsillo y no hace falta luz para leer. Ideal, pues, si estás haciendo compañía a alguien en el hospital: no tienes que llevar peso y no molestas a nadie. En estas circunstancias leí Seda
Como siempre que puedo intento ahorrame trabajo les remito a la crítica que hace Thersuva en Regina Irae, que puede resumirse por la primera línea de su comentario: Este relato, al que le sobra texto, es la típica historia de un hombre, de un cobarde, de un ciego. . Una opinión diferente es la de Magda: Seda, para la que Me parece que dice más en lo que no dice, que en lo que dice. Tan sólo el erotismo que la puebla ya es una delicia..
Mi opinión está a mitad de camino. Primero, me decepcionó porque me la habían recomendado mucho y no me pareció para tanto. Estoy de acuerdo con Magda: la novela tiene muchas virtudes, la historia es redonda, los ingredientes son justos y están bien mezclados. Pero para que exista un libro tiene que haber un lector, y yo no soy el lector de este libro. No me ha enfadado como a Thersuva, pero tampoco me ha emocionado. Aunque sea un libro que trata sobre el amor.
Escuchando: Prayer For Jamey. Gene Marshall.
Extracto:[-]
HERVÉ JONCOUR partió con ochenta mil francos en oro y los nombres de tres hombres, procurados por Baldabiou: un chino, un holandés y un japonés. Cruzó la frontera francesa cerca de Metz, atravesó Württemberg y Baviera, entró en Austria, alcanzó en tren Viena y Budapest para luego proseguir hasta Kiev. Recorrió a caballo dos mil kilómetros de estepa rusa, superó los Urales, entró en Siberia, viajó por cuarenta días hasta encontrar el lago Bajkal, que la gente del lugar llamaba: el mar. Remontó el curso del río Amur, caboteando la frontera china hasta el océano, y cuando llegó al océano se detuvo en el puerto de Sabirk por once días, hasta que un barco de contrabandistas holandeses lo llevó a Cabo Teraya, sobre la costa oeste del Japón. A pie, recorriendo caminos secundarios, atravesó las provincias de Ishikawa, Toyama, Niigata, entró en la de Fukushima y alcanzó la ciudad de Shirakawa, la rodeo por el lado este, esperó dos días a un hombre vestido de negro que lo vendó y lo llevó a un poblado en las colinas, donde pasó una noche, y a la mañana siguiente hizo el negocio de los huevos con un hombre que no hablaba y tenía el rostro cubierto con un velo de seda negra. Al atardecer escondió los huevos entre las maletas, le dio la espalda al Japón y se dispuso a tomar el camino de regreso.
Apenas había dejado las últimas casas del lugar cuando un hombre lo alcanzó, corriendo, y lo detuvo. Le dijo cualquier cosa en un tono conciso y perentorio; luego lo acompañó de vuelta, con firme cortesía.
Hervé Joncour no hablaba japonés, ni era capaz de comprenderlo. Pero entendió que Hara Kei quería verlo.
HICIERON descorrer un panel de papel de arroz, y Hervé Joncour entró. Hara Kei estaba sentado con las piernas cruzadas, en el piso, en la esquina más lejana de la habitación. Llevaba una túnica oscura; no tenía joyas. Único signo visible de su poder, una mujer extendida a su lado, la cabeza apoyada en su regazo, los ojos cerrados, los brazos escondidos en el amplio vestido rojo que se extendía alrededor, como una llama, sobre la estera color ceniza. Él le pasaba lentamente una mano por el cabello: parecía acariciar la piel de un animal precioso y aletargado.
Hervé Joncour atravesó el cuarto, esperó una señal del anfitrión y se sentó frente a él. Permanecieron en silencio, mirándose a los ojos. Llegó un siervo, imperceptible, y puso delante de ellos dos tazas de té. Luego desapareció en la nada. Entonces Hara Kei comenzó a hablar, en su lengua, con una voz cantilenante, disuelta en una especie de falsete fastidiosamente artificial. Hervé Joncour escuchaba.
Tenía los ojos fijos en los de Hara Kei y sólo por un instante, sin advertirlo casi, los bajó hacia el rostro de la mujer.
Era el rostro de una chiquilla.
Los alzó de nuevo.
Hara Kei se detuvo, levantó una de las tazas de té, se la llevó a los labios, dejó pasar un instante y dijo:
—Intentad decirme quién sois.
Lo dijo en francés, arrastrando un poco las vocales, con una voz ronca, verdadera.
14 comentarios
Leí Seda y me pareció un libro correcto. Recuerdo que cuando lo hice pensé algo así como esta es la clase de libros que yo podría haber escrito. Una historia bien pensada, con -esta vez sí- sorpresa final. Y sin demasiadas páginas, lo cual facilita bastante escribir una novela.
Creo que es un libro que le gusta especialmente a los lectores sensibles, a los amantes de los mundos exóticos (los mismos que se impresionan con un cuadro de Jerome)y a los que consideran que un final abierto a veces es mucho más interesante que no un final cerrado.
Por otro lado la crítica de Thersuva me parece hecha desde una escuela feminista extrema. Si utilizaramos los criterios que utiliza para condenar a Seda a todos los libros de la historia de la literatura, pocos libros se salvarían a recibir esa clase de rapapolvos.
De todas maneras supongo que se trata del típico libro que genera altas espectativas por su renombre, y luego se encuentra con la realidad de que las tiene que cumplir.
A mi me encantó el erotismo en esta novela, Palimp. El personaje masculino también, ese viajero cuyos viajes parecen interminables. Y ese final, ese secreto que ella, la esposa, guarda en complicidad con esa mujer de aquel lugar tan exótico, esta mujer es otro buen personaje. Sin embargo, debo confesar que Baricco no es de mis autores de cabecera ni preferidos. Hasta ahora ‘Seda’ es la única que me ha gustado de él, sin llegar al arrobo pero sí a admirar la descripciones eróticas.
Parece ser que Vigo y yo enviamos al mismo tiempo nuestro comentario. Al leerlo me han dado ganas de añadir algo más, además de comentar que estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Vigo sobre la novela y sobre la critica de Thersuva, una crítica que cuando lei me quedé sorprendida porque por más que busqué jamás vi en el personaje las características que se señalan: cobarde y ciego. Pero bueno, se respeta, las lecturas son así, cada quien tiene una. Dice Umberto Eco, que las hay sobreinterpretadas e interpretadas, y bueno, subjetivas un tanto, unas como otras, en cantidades enormes a veces y otras más medidas. Otro tema interesante.
Como en casi todo, a veces las expectativas son el elemento que más pesa en nuestra opinión como lectores o espectadores, por encima de los propios gustos o los criterios habituales. Mi experiencia con «Seda» partió de lo que podría denominarse la «antiexpectativa». La elegí en la librería casi por azar y, aunque suene chusco confesarlo, me guié más por la advertencia de un final sorprendente que por la promesa de una prosa poética, sutil y sensible.
Lo cierto es que el libro me gustó, aunque coincido en que más parece un cuento alargado que una novela corta, y del mismo modo creo que sin ese final realmente inesperado mi impresión sobre la obra hubiera sido bien distinta.
Igual que le ha sucedido a Magda, nada de lo que he leído posteriormente de este autor me ha llegado a convencer. En líneas generales, encuentro su estilo un tanto artificioso, aunque tal vez esto sea problema mío, ya que soy un lector casi exclusivo de prosa, y supongo que no poseo la capacidad o la sensibilidad suficiente para interpretar los textos poéticos con un mínimo de rigor.
Con todo, creo que «Seda» es un libro interesante e incluso recomendable (algo que su brevedad también facilita especialmente).
Pues a mi me encantó, Palimp!
Aquí hay un problema, como dice nacho, de expectativas. Yo también afirmo que es un libro interesante y recomendable, pero no me llegó.
Para empatizar con el protagonista de un libro hay que compartir algo. Si acabas de tener una relación con una persona quejica que te ha amargado la vida y te pones a leer una historia de alguien quejumbroso más que empatizar te cagarás en sus muertos. Algo de esto supongo que le pasó a Thersuva con Seda. Y algo parecido me pasó a mí. Si quieres a la moza, ve por ella y si no vas, te jodes.
jajajaja, Palimp, que me has hecho reir. Mmmmm ahora estoy pensando… ¿y los que empatamos con los personajes de Bataille, Sade, García Ponce, Klossowski, y etc.? ¡tengo que pensar que comparto con estos especímenes! 🙁
😀
No esperaba encontrar tantos detractores de Seda cuando comencé a leer este post. Para mí, Baricco es excepcional. Escribe para todos los sentidos y Seda me sedujo especialmente. Respecto a lo que dice Vigo -de que parece un libro que uno podría escribir- me parece que ese es uno de los grandes aciertos de este autor. Escoge cualquier personaje, cualquier historia, y es capaz de darle un halo único. Quizá muchos podrían contar las mismas historias que Baricco, pero nunca escribirlas como él… Pero está bien que haya opiniones para todos los gustos… 😉
Los que empatamos con personajes de Bataille tenemos una sexualidad desaforada… ¡que tengan cuidado con nosotros! 🙂
Carmen, como dices hay opiniones para todos los gustos, y es bueno que así sea. Sorprende mucho cuando ves que alguien critica a uno de tus escritores favoritos, pero al final te acostumbras.
No me pareció nada del otro mundo. Como muchos libros de éxito de ventas no es más que un cuento alargado con unos toques poéticos que dan el pego de «alta literatura». Como cuento está bien, como novela me decepciona por su escaso contenido. Aunque lo leí hace tanto tiempo que no recuerdo mucho los detalles, solo esta impresión general.
Veo que tenemos una impresión muy parecida.
El libro y película han cumplido en belleza y profundidad,las perspectivas que yo tenía, y los posibles porqué, han quedado amplia mente superadas.
Seda me lo recomendó mi hermano como «una mararavilla»; suelo leer los libros que me recomiendan, pero he de reconocer que mi hermano y yo tenemos gustos literarios distintos. A mi me gustó, pero quizá por tener grandes expectativas al respecto, no me pareció tan maravilloso.
He de decir también que lo leí muy deprisa (es muy corto) y a lo mejor debería leerlo de nuevo para captar más detalles; sin embargo es de los pocos libros que me apetece verlo en película.
El problema de las expectativas: yo también tenía muchas y eso le pesó a mi opinión. El no estar de acuerdo con las acciones del protagonista, también.