¿Puede un libro para niños tener metaficción? Pues sí, aquí está la prueba. Metaficción a lo grande. Un niño no quiere leer un libro que todo el mundo le recomienda. Cuando se pone a ello -a regañadientes- la protagonista del libro sale del mismo para quejarse. Se establece así un juego entre lo que es el libro propiamente dicho del que nosotros también somos lectores y los comentarios que lector y protagonista hacen del mismo.
Esto da pie a numerosos juegos entre los que se incluyen críticas a los tópicos de libros infantiles, cameos de los autores del libro, y un final con doble tirabuzón de moebius. Porque Jaume Copons tiene talento para esto y más.
Como el libro trata acerca del hecho de escribir, el juego de espejos es triple (o cuadruple, que ya no sé donde estoy). En literatura dirigida a niños. Que, por supuesto, lo smayores podemos disfrutar tanto o más.
Repito: gracias por proporcionarme una lectura que puedo compartir con mi hija al mismo nivel.
Muy recomendable.
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