BAO BIlbao, 2019. 240 páginas.
Libro alrededor del disco Clandestino de Manu Chao aprovechando la amistad de los autores con el músico y que fueron sus acompañantes durante muchas de sus giras. Un disco que en su momento fue una revelación, totalmente transversal (podía escucharse en un bar pijo o en uno perroflauta) y que demostró el talento de Manu para fusionar elementos de muchas fuentes distintas.
La edición es impecable, tiene abundante material gráfico y visualmente es muy atractiva. El contenido no es que esté mal, pero es bastante flojillo. No es un libro documentado y riguroso porque quiere la frescura de los momentos pasados junto a Manu, pero tampoco abunda en anécdotas jugosas y se queda en una especie de tierra de nadie, ni chicha ni limoná que lo hace bastante intrascendente.
No es que sea mala lectura, pero, sinceramente, si no lo hubiera leído tampoco me hubiera perdido nada.
Se deja leer.
Galiza Bravú
Las escapadas a Galiza son constantes. Con la llegada a la verde Galicia y su Atlántico abierto, continuó con la labor de pasar a limpio su diario de viaje. En el cabo de Fisterre Manu encontró el lugar donde terminar de dar forma a su salida como solista: con disco, sin banda y con la idea de montar una feria. Esa Galicia fue para Manu una nueva apertura, una puerta más que traspasar para llegar hasta Clandestino. Quizá esta ruta gallega fuera el necesario aterrizaje tras haber tocado tierra en París. Desde esa tranquilidad, en los bares de Camelle o de Muxía, comenzarían a tomar forma canciones que irán a su siguiente disco, como “O bixo do coco”, “La vaca loca” y “Ya estoy curado”.
Los planes se fueron ideando y ampliando también en la aldea de Bastavales. Fue precisamente en la cocina de Josefa de Bastavales donde Manu había empezado a crear la canción “Desaparecido”, ya que Nina, la hija de Josefa, como vecina de la casa, veía que Manu iba y venía, sin previo aviso, y empezó a decirle cuando se encontraban: “mira, ya llegó el desaparecido”. Manu grabó la pandereta de Josefa y sus cánticos en el estudio portátil. En su aldea Manu organiza una fiesta donde acuden casi todos los miembros del grupo gallego Os Diplomáticos do Monte Alto y otros artistas y creadores gallegos, algunos que ya se conocen de antes, otros estrechan allí amistades. También acude Josefa, que para muchos de los
gallegos allí presentes será todo un grato descubrimiento. A Os Diplomáticos los había conocido en los camerinos de la sala Revólver de Madrid, una noche que estos actuaban en la capital del estado. Había sido hacía unos años, en la etapa de Radio Bemba. En aquella fiesta de pulpo y ribeiro en Bastavales sobraron planes nuevos y cánticos de siempre, y se siguió afianzando la idea de La Feria de las Mentiras, como cuento y como evento.
Otro encuentro muy sonado fue en Monforte, donde tendría lugar un evento cultural montado por la incipiente Revista Bravú.
Revista Bravú era una publicación alternativa que nacía en ese momento y dabá cobertura a la emergente escena de grupos de rock que cantaban en gallego, bandas como Os Diplomáticos do Monte Alto, cuyo cantante, era el viejo amigo Xurxo Xouto, y también Os Papaqueixos,Os Bochechiñas, Pinto d’Herbón, Os Skornabois, Herdeiros da Crus, etc. Bandas de rock mestizo que defendían el orgullo de su tierra con mordaz ironía crítica.
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