Víctor-Javier Sanz. La homeopatía ¡Vaya timo!.

marzo 25, 2011

Editorial Laetoli, 2010. 160 páginas.

Víctor-Javier Sanz, La homeopatía ¡Vaya timo!
Disuelto hasta desaparecer

No hacía falta que me leyera este libro para saber que la eficacia de la homeopatía es nula. Pero siempre se descubren cosas nuevas en estos libros de la colección ¡Vaya timo!. Aunque divulgativos y centrados en un público joven son lo suficientemente rigurososo y documentados como para resultar interesantes.

En este caso el autor hace un repaso desde los orígenes de la homeopatía con la revelación que tuvo su fundador Hahnemann al probar la quinina hasta el extraño éxito de recetas propias del medievo como el oscillococcinum.

Explica muy bien los dos supuestos de la homeopatía, que lo similar cura lo similar y que las dosis infinitesimales son las más potentes y las desmonta con claridad. Excepcional es el apartado dedicado a los estudios clínicos realizados sobre la homeopatía, una de las partes más áridas pero sin duad necesaria para demostrar, hechos en mano, la ineficacia de esta medicina.

Ahora que la homeopatía está tan de moda no estaría de más que los que la usan conocieran en que principios se basa para poder decidir con conocimiento de causa.


Extracto:[-]

Tenemos ya el origen del nuevo remedio, bautizado como oscillococcinum, que sería el oscilococo latinizado, pues los productos homeopáticos son más eficaces con sus nombres en latín. Consignemos ahora el modo de preparación siguiendo las sabias directrices dadas por el propio Joseph Roy en 1925.

En un recipiente de un litro se pone, «en condiciones rigurosas de asepsia», una mezcla de jugo pancreático y suero glucosado. A continuación se decapita un pato de Berbería del cual se extrae el hígado y el corazón. Pregunta (que ya nos hacíamos anteriormente): ¿por qué ésos y no otros órganos? Respuesta:

Respecto al corazón, podemos suponer que este órgano es en la tradición cultural occidental el centro de la vida y, además, es el que hace circular la sangre en la que se encuentran profusamente los oscilococos fantasmas.
Respecto al hígado, el propio Roy nos ha dejado un comentario muy revelador sobre su arcaica forma de pensar:
los antiguos veían en el hígado un lugar de sufrimiento aún más importante que el corazón; sentimiento profundamente justo, pues es a nivel del hígado donde se realiza la modificación patológica de la sangre, es allí donde la cualidad de la energía de nuestro músculo sanguíneo se transforma de una manera duradera, unas veces leve, otras grave.

Dichas estas doctas palabras, sigamos con la elaboración del potingue, para lo cual añadimos a la mezcla ya preparada entre 35 y 37 gramos de hígado junto con 15 gramos de corazón de los susodichos patos. A continuación ponemos todo ello en «incubación» durante 40 días, pasados los cuales las visceras del pato son «auto-lisadas», es decir, los tejidos se descomponen ellos mismos sin contaminación de origen externo. El autolisado filtrado constituye el origen a partir del cual se prepara el remedio, a saber: la 200 dilución korsakoviana, que equivale aproximadamente a la séptima dilución centesimal (7CH). He ahí el oscillococcinum expendido con tanto éxito en nuestras farmacias.

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