Se escribió en 2013, después de la terrible crisis que se llevó por delante el futuro de toda una sociedad y ahora, cuando muchas cosas se han revertido, siguen echando a gente de sus casas y los desahucios son un problema que afecta a muchas familias.
No son relatos que destaquen por su calidad literaria, pero sí son una denuncia que no debe callarse. Puede ir a su web si quieren más información:
Una hija
María Zaragoza Hidalgo Ilustrado por Raúl Tristán
Confieso con cierta vergüenza que, de vez en cuando, me consuela y hasta disfruto con la idea de que no sepa que sus medicinas, tan caras, estando yo en el paro y habiéndonos quitado la ayuda, no podemos pagarlas.
Algunas mañanas, mientras la peino como si fuera mi muñeca, heredera canosa de aquellas que me remendaba a mano de pequeña, pienso que es bueno que mientras yo me preocupo por todo lo que hemos perdido con las preferentes, su mente esté vacía de pensamiento o confundiendo unas cosas con otras.
Y sé que pronto no recordará esta casa donde me dio a luz, ni la mesa de cocina donde hacía croquetas, ni el armario donde cuelga todavía el abrigo gris de papá. Y eso será bueno mientras nos vamos marchando al futuro incierto que ella firmó con su mano, cuando todavía recordaba su nombre, para que yo tuviese un techo que no he sido capaz de pagar.
No hay comentarios