Después de su obra autobiográfica Piruetas la autora se va aquí al extremo opuesto: un mundo futurista y fantástico en el que las naves espaciales tienen la forma y los movimientos de peces, las protagonistas se dedican a restaurar edificios que flotan en el espacio y el mundo parece un enorme matriarcado en el que no se ve ningún hombre.
Me ha gustado mucho ese mundo que dibuja, a medio camino entre lo real y lo fantástico, sobre el que apenas se dice nada pero constituye un telón de fondo muy atractivo. También las historias de amor, compañerismo y sororidad. El encaje de las dos, sin embargo, me parece que chirría algo en las costuras.
Recomendable.
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