Ted Chiang. La historia de tu vida.

agosto 30, 2012

Ted Chiang, La historia de tu vida

Escritor poco prolífico el que también me habían hablado muy bien y al que por fin he conseguido leer. Un libro de cuentos con los siguientes:

La torre de Babilonia
Comprende
Dividido entre cero
La historia de tu vida
Setenta y dos letras
La evolución de la ciencia humana
El Infierno es la ausencia de Dios
¿Te gusta lo que ves?

Que me han gustado bastante, aunque tenga algunas reservas sobre algunos. Me parecen originales los tres que toman mitologías o creencias antiguas que resultan ser reales. En el primero, La torre de Babilonia, han construído una torre que alcanza la bóveda del cielo, y el protagonista es un minero que deberá cavar junto con su equipo para ver que hay al otro lado. Es un relato muy bueno. En Setenta y dos letras diferentes combinaciones de nombres son capaces de crear golems, y es posible dar vida a homúnculos alimentando esperma. Los ángeles aparecen regularmente en El Infierno es la ausencia de Dios causando muertes y curaciones a partes iguales. Este relato es un buen ejemplo de las fuerzas y debilidades de Chiang. La idea es muy poderosa y sugerente, el mundo muy bien imaginado y construído, pero la resolución no está a la altura.

Comprende es quizás el más flojo, aunque el esfuerzo por imaginar a alguien con una inteligencia superior no está mal del todo, y La historia de tu vida es, sin duda, el mejor de todos. Los extraterrestres han aparecido y tras largos esfuerzos se consigue una comunicación, aunque no parecen dispuestos a negociar o intercambiar conocimientos. Su lenguaje cambiará la manera de percibir el mundo de la protagonista.

Dividido entre cero imagina las consecuencias de encontrar un fallo en la aritmética, La evolución de la ciencia humana es un breve comunicado en un mundo en el que los humanos han sido superados en inteligencia, pero pese a todo siguen investigando y ¿Te gusta lo que ves? plantea las consecuencias de una modificación cerebral que impide apreciar si alguien es guapo o feo. En este último se barajan ideas bastante interesantes, como que la publicidad nos somete a estímulos excesivamente perfectos.

Pese a mis críticas sobre lo flojo de las resoluciones, las ideas son potentes, y el libro me ha gustado mucho.

Calificación: Muy bueno.

Un día, un libro (363/365)

Extracto:
La torre de Babilonia

Si la torre estuviera tumbada sobre la llanura de Shinar, se tardaría dos días en caminar desde un extremo al otro. Pero como la torre se alza en vertical, se tarda un mes y medio en subir de su base a su cima, si quien sube no lleva carga alguna. Pero pocos hombres suben a la torre con las manos vacías; el paso de la mayoría se reduce por la carreta de ladrillos de la que tiran. Transcurren cuatro meses entre el día en que se carga un ladrillo en una carreta y el día en que se toma de ella para que forme parte de la torre.

Hillalum había pasado toda la vida en Elam, y sabía de Babilonia sólo porque era compradora de cobre elamita. Los lingotes de cobre se transportaban en barcos que viajaban Karun abajo hasta el Mar Inferior, rumbo al Éufrates. Hillalum y los demás mineros viajaron por tierra, siguiendo una caravana de mercaderes compuesta por onagros de carga. Anduvieron por un sendero polvoriento que descendía de la meseta y atravesaba las llanuras para llegar a los verdes campos cruzados por canales y diques.
Ninguno de ellos había visto la torre antes. Se hizo visible cuando aún estaban a muchas leguas de distancia: una línea fina como una hebra de lino, oscilando en el aire caliente, elevándose de la costra de barro que era la propia Babilonia. Cuando se acercaron, la costra se convirtió en las poderosas murallas de la ciudad, pero ellos sólo tenían ojos para la torre. Cuando por fin bajaron la vista al nivel de la llanura fluvial, vieron las marcas que la torre había hecho en el exterior de la ciudad: el propio Éufrates corría ahora por el fondo de un lecho ancho y hundido, excavado para obtener arcilla con la que moldear ladrillos. Al sur de la ciudad podía verse una hilera tras otra de hornos ya apagados.
Al aproximarse a las puertas de la ciudad, la torre parecía más enorme que nada que Hillalum hubiera imaginado jamás: una simple columna que debía ser tan ancha como un templo entero, y que sin embargo se alzaba tan alta que se reducía hasta hacerse invisible. Todos caminaban con la cabeza echada hacia atrás, entornando los ojos contra el sol.
Nanni, el amigo de Hillalum, le dio un codazo, pasmado.
—¿Tenemos que subir esa cosa? ¿Hasta arriba?
—Subir para cavar. Parece… antinatural.
Los mineros llegaron a la puerta central de la muralla occidental, por donde salía otra caravana. Mientras se agrupaban en la estrecha franja de sombra que proporcionaba la muralla, Beli, su capataz, se dirigió a gritos a los guardianes de las torres de la puerta.
—Somos los mineros convocados desde la tierra de Elam.
Los guardianes estuvieron encantados. Uno respondió:
—¿Sois aquéllos que van a cavar para atravesar la bóveda del cielo?
—Lo somos.

3 comentarios

  • ericz agosto 31, 2012en8:59 pm

    Me gustaría comentar a favor de Chiang. En El Infierno es la ausencia de Dios los sucesos son tan extraordinarios que ya no puede ser mejorado. ¿Cuanto le agregaría una vuelta de tuerca o un final ingenioso? Muy poco. El infierno y el cielo existen, los condenados se queman eternamente… es tremendo.

    Hay que decir también que muchos de sus personajes son más vehículos de las ideas o de la trama que protagonistas inolvidables. Pero no importa mucho eso. Veamos al gran ciego, ¿se acuerda alguien como termina El aleph? ¿Qué fue de Borges o de Carlos Argentino Daneri? Nadie lo sabe pero imposible olvidar que existe un aleph que contiene el universo.

  • ericz agosto 31, 2012en10:10 pm

    Me extiendo. Chiang con sus razonamientos tranquilos hace verosímil presentaciones que dichas por cualquier otro (por uno por ejemplo) solo resultan ideas ingeniosas o hipotésis infundadas. Descomunal.

  • Palimp septiembre 1, 2012en10:04 am

    No hablo de vuelta de tuerca, sino de destino. Parece que el cuento no se dirije a ningún lado (algo que no pasa con El Aleph, que tiene un destino claro -sin contar con todas las cosas que dice e insinúa).

    El primer cuento, pese a tener un planteamiento sencillo: el minero va excavando la bóveda del cielo hasta que llega al final, y no tener una vuelta de tuerca, al menos tiene un final.

    En el caso de El Infierno es la ausencia de Dios me pregunté ¿Para que arma este rompecabezas de tres piezas si al final no lo une?

    Repito que el libro me gustó mucho, pero me da la sensación de que podría haber sido mucho mejor.

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