Venedickt Eroféiev. Moscú-Petushkí.
Novela / septiembre 12, 2025

Marbot, 2010. 196 páginas. El protagonista viaja en tren desde Moscú hasta Petushki para encontrarse con su amada, pero por el camino beberá grandes cantidades de alcohol en diferentes combinaciones para mantener una borrachera lúcida y alucinada. Confieso que al principio no le tenía fe, porque las historias de borrachos son un tópico tan utilizado que ya está bastante gastado, pero hacia la mitad del libro, sobre todo cuando empiezan a hablar las gentes del vagón, adquiere, a la vez, una singular ternura y un ambiente onírico que me gustó muchísimo. Mención aparte el final, que te deja con el corazón en un puño. Muy bueno. En compensación, toda ella está tejida de voluptuosidad y de aromas. Hay que olería y no manosearla ni sacudirle en los morros. Una vez intenté contar todas sus curvas más recónditas y no pude: cuando llegué a la veintisiete me había entrado tal languidez que me puse a beber Zubrovka y dejé el cálculo sin acabar. Pero, desde luego, lo que tiene más bonito son los antebrazos. Especialmente cuando los mueve, se ríe extasiadamente y dice: «¡Ay, Eroféiev, eres un sucio pecador!» ¡Oh, diablesa! ¿Es acaso posible pasarse sin oler una cosa así? También…