Urbion, 1984. 252 páginas. Tengo unas cuantas biografías de padre casi desconocido, porque el autor de ésta estaba escondido en los datos de edición. Una biografía de encargo sin ninguna pretensión. Como afirma el autor que no hay muchos datos sobre Shakespeare, tampoco la biografía ocupa mucho. Hay contexto histórico y análisis somero de sus principales obras. En conjunto decente, pero le falta profundidad. Lo empecé pensando si me merece la pena leer este tipo de libros existiendo otros mejores en el mercado. La respuesta -en mi caso- es que no. Dejan la sensación de haber rascado sólo la superficie. Tengo más de otros personajes, pero se van a quedar en la estantería. Calificación: Pasable. Un día, un libro (252/365) Extracto: El termómetro del público La mayor de las ventajas de Shakespeare —aparte de su genio, claro— sobre sus contemporáneos (Nashe, Lodge, Green, Kyd, y aun Marlowe) fue que, además de autor, era precisamente actor — «excelente», al decir de Henry Chettle, un conocido editor de obras dramáticas de aquellos días—, profesión que ejerció durante casi toda su vida, y a la cual nunca renunció. Como ya hemos visto, los demás dramaturgos vendían sus obras en manuscritos a los actores,…