Después de su obra autobiográfica Piruetas la autora se va aquí al extremo opuesto: un mundo futurista y fantástico en el que las naves espaciales tienen la forma y los movimientos de peces, las protagonistas se dedican a restaurar edificios que flotan en el espacio y el mundo parece un enorme matriarcado en el que no se ve ningún hombre. Me ha gustado mucho ese mundo que dibuja, a medio camino entre lo real y lo fantástico, sobre el que apenas se dice nada pero constituye un telón de fondo muy atractivo. También las historias de amor, compañerismo y sororidad. El encaje de las dos, sin embargo, me parece que chirría algo en las costuras. Recomendable.
La Cúpula, 2017. 400 páginas. Tir. or. Spinning. Trad. Natalia Mosquera. Los años de adolescencia de la autora, centrados en los entrenamientos de patinaje sobre hielo, en una familia que siempre está distante y atravesando los problemas típicos de esas edades. Agravados por una sexualidad que no ha salido del armario, la dureza de los entrenamientos, el susto de un accidente y de un intento de violación. Novela de aprendizaje que -pese a estar yo un poco cansado de tanta autoficción- te atrapa por el retrato de esos años en los que todos andamos confusos y sin rumbo. Siempre me sorprende las historias tan interesantes que tienen estos dibujantes de cómics, si yo contara mi vida aburriría hasta a las ovejas. Muy bueno.