Ramón J. Sender en A Fondo
Audiovisual / septiembre 23, 2007

Sólo hay un libro de Ramón J. Sender reseñado en este Cuchitril: El bandido adolescente. Ya en esa entrada comentaba que he leído mucho de este autor, por la sencilla razón de que los lectores de saldo tenemos las lecturas limitadas a la oferta, y de Sender hay -o había- mucho en los puestos. Ya esta entrevista comenzaba con la gran cantidad de libros escritos por el invitado, fue un escritor muy prolífico. Por eso no es de extrañar que no todos los libros tengan la misma calidad. Uno de sus libros más famosos es Requiem por un campesino español, donde a través de los recuerdos de Mosén Millán se hace una dura y eficaz crítica al comportamiento de la iglesia durante la guerra civil. Pero no les entretengo más, disfruten de la entrevista que comienza con una anécdota curiosa: antes de nacer ya tuvo Sender experiencia con las armas.

Ramón J. Sender. El bandido adolescente.
Novela / mayo 9, 2005

Biblioteca básica Salvat, 1970. 184 páginas. El salvaje oeste De Ramón J. Sender he leído mucho. Los libros de la editorial Destino suelen encontrarse de saldo y como soy hombre de mercadillo son varios los títulos que he ido acumulando de este autor. Así, sin ser uno de mis escritores preferidos, tengo una buena colección de su obra. Ya en el prólogo nos advierten de la desigual calidad de la obra de Sender, afirmación que comparto. Igualmente comparto la opinión de que incluso en sus peores obras siempre hay páginas brillantes. Como en este libro, que nos cuenta las andanzas de esa figura legendaria del oeste americano que es Billy el niño. Sus orígenes, como se convirtió en un desperado, sus andanzas más o menos ilegales (¿Que define la legalidad en un territorio sin ley?), hasta su muerte a manos de Pat Garrett, el policia trovador. Una biografía que no me esperaba bajo este título. Esta colección conformó mis lecturas juveniles, junto a la biblioteca general (para mí, las tapas amarillas y las tapas verdes). Estaban en sendos anaqueles en la habitación que compartíamos mi hermano y yo. Pese a la invisibilidad que da la intimidad, de tanto en tanto…