Tusquets, 2014. 248 páginas. La desaparición de la arena de la playa provoca que viejos secretos salgan a la luz. Porque bajo la arena se esconde una fosa común del franquismo que, además, se utilizó para encubrir un crimen. Un crimen que quiere investigar la antiguanovia del asesinado y que cree que se trata de uno de sus amigos. El librero e investigador a tiempo parcial Samuel Esparta se encargará del caso. Mucho me habían hablado del autor y tenía ganas de leer algo suyo, pero este libro ha sido bastante decepcionante. Está escrito con mucho oficio y es entretenido pero muy poquito más. La trama del caso, más allá de la peculiaridad de tener una fosa de la guerra civil, es bastante floja y la manera de solucionarlo muy traída por los pelos. Se salvan algunos diálogos y un par de personajes entre los que no se cuenta el protagonista, que me ha parecido de poco fuste. Se deja leer. —Hola. Soy Samuel Esparta, investigador privado. —Ni siquiera parpadea. Aún no le sueno—. Tengo mi oficina en Beltza, librería, avenida del Ejército. Descuida el control de su rostro atildado, entreabre la boca y deja escapar un «ah» impreciso. —Ah,…