Norma, 2022. 272 páginas. Trad. Hernán Migoya. Una pareja de ancianos se someten a un tratamiento experimental que promete librar su adn de todo tipo de impurezas y les permitirá alcanzar todo su potencial. Una promesa de juventud y mejora que consigue convencerles a pesar de lo precario de las instalaciones. Las cosas, sin embargo serán más complicadas de lo que aparentan. Una historia llena de matices, detalles, bien organizada, excelentemente dibujada, que transita entre el terror metafísico y el thriller. Un libro que llevaba en la cabeza del autor mucho tiempo pero que no decidió acometer hasta no tener suficiente trabajo a sus espaldas por lo ambicioso del cómic. El resultado es una delicia de leer, con este mundo donde hay clones con forma de patata, personas traumatizadas por su aspecto, investigadores que no están muy bien de la cabeza, un cómic, en definitiva, donde todos los personajes tienen una historia solvente detrás y que interaccionan en un ambiente opresivo. Muy bueno.
Norma, 2017. 120 páginas. Regalo sorpresa de estas navidades. Yo conocía, como lector del víbora, su obra de Los primos del parque, pero aquí, retratando la historia de sus abuelos desde los problemas de la guerra civil y los años todavía peores de la posguerra alcanza una madurez que no le conocía. Tras escapar de Melilla por haber simpatizado con la CNT, Isabel llega a Barcelona, en plena guerra. Formará una familia con Jaime, soldado del ejército republicano. Tras la guerra consiguen sobrevivir y se dedican a recoger y vender cristales y botellas. Poco a poco van saliendo adelante. Es un tópico decir que se ha escrito mucho sobre la guerra civil, o que hay muchas películas. Yo soy de los que opinan lo contrario. Y estos cómics, como El ala rota, que narran lo que pasó en este país durante una guerra cruenta e incivil y una posguerra llena de miseria y humillación, son imprescindibles. Muy bueno.
Norma, 2016. Una historia excelente, muy bien contada y dibujada, de un erotismo candente, que sabe huir de excesos y tópicos y que me ha encantado. No cuento más de la trama porque hay que irla descubriendo poco a poco, pero el título con dislexia es una pista. Hay viñetas, encuadres, que son sexualidad pura. Fascinante.
Norma, 2016. 264 páginas. Tras el éxito de El miedo a volar, donde explicaba la historia de su padre, que se suicidó en la residencia, Altarriba nos muestra aquí la vida de su madre. Dos visiones de una época de miseria económica y moral, donde no era fácil sobrevivir. Su padre estuvo a punto de matarla nada más nacer, por considerarla culpable de la muerte de su madre. Sólo le rompió un brazo, que ya no recuperó la movilidad. Una infancia desgraciada, sirvienta de sus padres y hermanos. Una vida al servicio de los demás, soportando necesidades económicas, desplantes y humillaciones. El guión es -quizás- menos emotivo que en el cómic anterior, pero aprovecha para ilustrarnos sobre los opositores que el régimen de Franco tenía en su seno; conspiradores monárquicos que acabaron mal. El dibujo de Kim se aleja de su estilo habitual de El jueves y es, en mi opinión, cualitativamente superior al primer álbum. Un díptico imprescindible.
Norma, 2016. 220 páginas. Gylfi ha traicionado a su amigo y busca redención viajando a Asgard, donde ya estuvo una vez. Lo que no esperaba era encontrarse con el Ragnarok, el fin del mundo, en el que, sin quererlo, tendrá un papel protagonista. Hasta los dioses pueden morir. Pensad en ello. Magnífica combinación de un guión muy bien estructurado y poético con unos dibujos que se salen del papel. Ya García y Rubín habían dejado el listón alto con aquel Beowulf, pero estos dientes de la eternidad son incluso mejores. También queda tiempo para los combates épicos entre las fuerzas del bien y del mal, reflexiones sobre el destino y el valor de la amistad. Sobrecogedor. Imprescindible. Poesía escrita y visual.