Impedimenta, 2007. 126 páginas. Trad. Sara Gutiérrez. El Zar Alejandro visita Londres y le obsequian con algo maravilloso, una pulga de acero que baila cuando se le da cuerda. Convencido de que es la demostración de la superioridad de la industria extranjera, será su sucesor quien descubra que en la propia Rusia hay gente capaz de mejorarlo. Recién cogido el libro en la biblioteca, mi amigo Óscar me comentó que no entendía la fama que le habían dado el libro, que incluye un prólogo de Care Santos defendiéndolo de desprecios de Nabokov. Y una vez leído estoy de acuerdo con mi amigo y menos con Care Santos. Es un libro de agradable lectura, con ecos de literatura popular (y yo he escuchado la anécdota básica del libro, así que no sé si realmente bebe de alguna fuente popular o el cuento que escuché se basaba en éste), y bastante divertido. Pero… poco más. Realmente, al lado de otros grandes escritores rusos esto es una obra muy menor. Disfrutable, pero menor. Los ingleses comenzaron inmediatamente a mostrar diferentes maravillas y a explicar cómo las habían adaptado a las necesidades militares: tormentómetros marítimos, abrigos de lana de cambíelo para los regimientos de…