Círculo de lectores, 2011. 150 páginas. Cuatro relatos unidos por sus diferencias: el momento histórico de un país que pasó de una posguerra terrible a una modernidad discutible. En los años 40 todavía podían llevarte preso por tus antiguas filiaciones políticas, como le ocurre a la Moncha. En los sesenta las hijas de niña bien tonteaban con los intelectuales subversivos. Hasta casi la muerte del caudillo la policía secreta seguía investigando a los posibles agitadores sociales. Ya en la época moderna la muerte de un músico pondrá en marcha un juego de memorias e inquinas. Sin llegar a ser excelentes, sirven como retrato de nuestra escasa memoria histórica. Ni los fanfarrones ni la catarata de fusilamientos inquietan a los demás vecinos de este inmueble -con gas en cada piso, pero sin ascensor ni portero-, que duermen con la placidez de los que no están amenazados por los vencedores de la guerra. Ni la viuda del primero ni la inválida del bajo ni el jefe de casa que vive en el entresuelo se asustan de los tiros de gracia en cárceles y cuarteles y de los himnos cantados por los señoritos del automóvil en la bodega de la calle Churruca. Se…