Siglo XXI, 2011. 529 páginas. Por si no tuviera pocas recomendaciones pendientes pillo lo primero que veo en la sección de novedades de la biblioteca. Se trata de un extenso estudio sobre los dioses que se adoran en diferentes culturas. Tan voluminoso catálogo de lo que el ser humano se empeña en creer haría flaquear las esperanzas de cualquier ateo. Estamos dispuestos a hacer una religión de cualquier cosa. Sin embargo, y aunque el autor no lo dice claramente, tal variedad es también capaz de debilitar la fe del más fuerte. Es difícil creer que uno tiene al único dios verdadero a la vista de tantos, que abarcan todos los reinos. Desde las adoraciones a piedras hasta el reino animal, pasando por los cultos vegetales. Cultos que en muchos casos de variedades alucinógenas además de proporcionar una buena base a movimientos contraculturales de los años 60 y 70 tienen un extraordinario parecido con la comunión de los cristianos. Como se afirma en la contraportada no pretende ser un catálogo de dioses; el autor intenta relacionar los datos antropológicos y su dilatada experiencia personal en artículos que intentan ir más allá, aunque no siempre lo consigue. Las referencias a la ciencia…