Tránsito, 2021. 164 páginas. Un recorrido río arriba de una madre y su hijo, en busca de un encuentro que la madre preferiría evitar. Un viaje por una herida llena de peces y de angustia con un final que se adivina angustioso. No me gustaría decir casi nada de la novela, porque la autora decide, sabiamente, en qué momento dar cada una de las informaciones que da y no me gustaría chafarle el plan. Sobre todo en un libro tan bello, tan bien construído, tan emotivo, cuya herida líquida alcanza también al lector. Que nos habla de la maternidad (las maternidades), el dolor, la violencia y la incertidumbre. Normalmente mis lecturas están bastante pautadas, este libro lo cogí por un impulso (aunque la editorial es de toda confianza) y menudo descubrimiento. Una de las mejores lecturas de este año que empieza. Me ha conmovido hasta el tuétano. Impresionante. Muy bueno. Una papaya era lo más parecido a una barriga primeriza. Pensaba en la tristeza de las mujeres estériles o las que suplican arrodilladas en la iglesia por un bebé que no muera al quinto mes, que no explote dentro de ellas a media noche. A mí me habían regalado uno,…