Editorial Anagrama, 1992. 282 páginas. Defensa insípida, torpe refutación Estoy hambriento de ensayos. No suele haber muchos en el mercado de San Antonio y pocos en edición de bolsillo. Las bibliotecas municipales tampoco están especialmente surtidas. Y para una vez que compro uno, nuevecito, me estrello. Mucho sonaba el nombre de Jose Antonio Marina pero no había leído nada de él. Lo he solucionado comprando este Elogio y refutación del ingenio, premio Anagrama de ensayo, cuyo tema me resultaba atractivo. Comienzo la lectura y me encuentro con lo siguiente: En 1894, Paul Valéry escribía a André Gide: «Entre los libros realmente indispensables y que nadie escribirá, hojeo frecuentemente en mi espíritu la Historia y filosofía de la ingeniosidad.» Pues bien: aquí está. No lo he escrito por inspiración de Valéry, pero cito este texto porque es delicioso saberse tan esperado y necesario. ¡Modesto, baja, que sube Marina! Decido tomarlo como una ingeniosidad y sigo p’alante: Este libro es un ejercicio de «psicoanálisis lingüístico». Sobre el diván está tendida la palabra «ingenio». Mejor dicho: un hablante que utiliza la palabra «ingenio» y que nos representa a todos. Así pues, el lector va a ser psicoanalizado a través de ese representante ideal….