Anagrama, 2008. 158 páginas. Tit. Or. Full of life. Trad. Antonio-Prometeo Moya. Me lo decían mis amigos, gente de confianza. Lee a Fante. Me lo decía también Bukowsky, el viejo granuja. Yo no hacía caso ¡tonto de mí! Hasta ahora. Un libro fresco, divertido, tierno. Y tan moderno que algunos de sus recursos estilísticos los he leído en obras escritas cincuenta años después y siguen funcionando. He reído. He llorado. Con frecuencia al mismo tiempo. En resumen, me he enamorado. Esta mañana se me ha pasado la estación de metro, absorto en su lectura. En estas ocasiones es agradable decir a los amigos: teníais razón. El mundo es mejor después de leer a John Fante. -No mucho. Unos centavos. Subió al vehículo y le expliqué que el importe dependía del taxímetro. Di mi dirección al taxista y éste subió la bandera que ponía el taxímetro en marcha. Nos alejamos de la estación. El taxímetro indicaba la tarifa mínima. —Sólo veinte centavos —dijo mi padre sonriendo. Se retrepó con aire de satisfacción. Subimos por Aliso hasta el cruce con Los Angeles Street, el primer semáforo. Se oyó un leve chasquido y el taxímetro marcó treinta centavos. -¿Qué pasa? —Tómatelo con calma,…
Anagrama, 2001. 218 páginas. Tit. Or. Wait until spring, Bandini. Trad.Antonio-Prometeo Moya. Seducido por la prosa de Fante he empezado desde el principio. Su primera novela, supuesto retrato de su adolescencia, los problemas de dinero de su familia, el invierno que su padre estuvo unos días viviendo con otra mujer. Poesía, ternura, desolación… no todo el libro tiene la misma calidad, pero hay páginas realmente buenas (increíbles las primeras). Y estamos hablando de un libro escrito en 1932 que se mantiene fresco como la nieve del invierno. Muy bueno. Pronto más. Se llamaba Maria y era muy sufrida, le esperaba, le acariciaba la musculatura de los riñones, muy sufrida, le besaba en todas partes, y a él le devoraba entonces la llamarada que le gustaba tanto y ella se echaba de espaldas. -Ay, Svevo. ¡Es maravilloso! La amó con violencia delicada, muy orgulloso de sí, sin dejar de repetirse: no es tan idiota la Maria, sabe lo que es bueno. La burbuja gigantesca que perseguían camino del sol reventó entre ambos y el hombre gruñó con alivio jubiloso, gruñó como hombre contento de haber podido olvidar muchísimas cosas durante unos instantes, y Maria, silenciosa en su breve mitad de la…
Anagrama, 2001. 206 páginas. Tit. Or. Ask the dust. Trad. Antonio-Prometeo Moya. Dice Bukowsky en el prólogo que este libro le ha influído mucho, y es verdad, se nota. Arturo Bandini es un Bukowsky naif igual de desventurado con menos alcohol y sexo pero idénticos problemas con las mujeres. Escritores principiantes y hambrientos sin lugar en el mundo. Parece mentira que fuera escrito en 1939. Lo he dicho dos veces, no importa decirlo tres: es totalmente moderno. Incluyendo la referencia a la drogadicción, que aunque me parece exagerado tanto drama por la marihuana, se adelanta 30 años al boom de las descripciones del infierno del adicto. Ahora que lo he descubierto no puedo parar de leerlo. De pronto me sentí agotado. Las olas pequeñas me pasaban por encima. Tragué agua, empecé a hundirme. Recé, gruñí, me debatí en el agua, aunque sabía que no tenía que hacerlo. El mar estaba en calma en aquel punto. Muy lejos, en la orilla, oía el estampido de las olas contra los rompientes. La llamé, esperé, volví a llamarla. Ninguna respuesta aparte del rumor de mi braceo y el murmullo de las cabrillas. Me ocurrió algo entonces en la pierna derecha, en los dedos…