Hurtado & Ortega, 2018. 210 páginas. Adrià Pujol es hijo del corrector de Josep Pla y la sombra del homenot le ha perseguido de por vida. Escribe un ensayo para explicarse pero la traducción de Rubén Martín transforma su texto, se toma libertades impensables y se inicia una discusión en los pies de página que rompe ya no solo la cuarta pared del texto, sino también de la traducción, de la edición y de los sinsabores de los que viven de las letras. El texto de Adrià, sin aditamentos, es de buen leer. La parafernalia que le ha crecido con la traducción es, en ocasiones, muy divertida, encaja con las quejas propias del texto, se apoyan y conforman un artefacto que podía haber sido pedante e insufrible (y a veces un poco lo es) pero que en general he disfrutado bastante. Bueno.