210 páginas. La historia de Rasputín es fascinante. Que un mujik ignorante llegara a ser una figura de confianza ya es algo extraordinario. Que además lo hiciera mientras llevaba una vida disoluta, porque para obtener el perdón es necesario pecar ya es digno de novela. Que para matarlo tuvieran que envenenarlo dos veces, dispararle varias y lanzarlo a un río helado puede parecer un colofón digno del mejor folletín, o de las películas de terminator. Pero es que, probablemente, la cosa no acabe ahí, ya que muchos historiadores consideran que fue uno de los causantes del descontento del pueblo con los zares, que propició la llegada de la revolución rusa. No el único ni el más importante pero seguramente un clavo más en el ataúd. El autor repasa la biografía de tan curioso personaje con bastante dinamismo, no es un ensayo sesudo sino divulgación muy entretenida o exenta de rigor. Es curioso el tono ligeramente hagiográfico del texto, que parece ensalzar por momentos a Rasputín, lo que me ha parecido divertido. Sobre todo en las páginas finales donde lo confronta brevemente con Lenin y este sale peor parado. Muy recomendable. Después de alojarse sucesivamente en casa de Olga Lojtiná, del…