MOndadori, 2009. 224 páginas. Tit. or. Jerusalém. Trad. Rita da Costa. En el transcurso de una noche se cruzan las vidas de varios personajes relacionados en una asociación de amor y muerte con tintes trágicos. Un doctor que ha intentado encontrar la fórmula el horror, su exmujer que estuvo ingresada en un psiquiátrico y llama al amante que tuvo cuando estuvo allí. El hijo de ambos que desaparece en la noche y otra pareja que traerá la desgracia. Lo mejor el lenguaje, desapegado de los personajes, de una frialdad clínica cargada de poesía. También algunas de las escenas, bastante duras. No me ha gustado el encaje de bolillos de la relación entre todos, algo artificiosa. Pero lo bien escrito que está compensa cualquier defecto. Una lectura sabrosa. Otra reseña: Jerusalén Muy recomendable. —Estoy haciendo un estudio, recabando datos, compilando informaciones, intentando comparar cifras de varias fuentes. Una vez más, Mylia le había preguntado a qué venía aquello, por qué volvía a rodearse de libros con fotografías del horror. —Si te pasas el día mirando cadáveres te acostumbrarás a rendirte. Eres médico. —¡Tonterías! —contestaba Theodor. —Pero ¿por qué lo haces? —insistió Mylia en aquel momento. —Para comprender —contestó Theodor— Todavía no…
Mondadori, 2006. 84 páginas. Tit. Or. O senhor Valéry. Trad. Rita da Costa García. Tercer libro que leo del autor y el peor. Pensamientos y reflexiones de este señor Valéry que tiene una manera muy particular de vivir la vida. Muy flojito, insustancial. Por suerte es muy corto y con ilustraciones, en veinte minutos te lo has leído y en quince lo has olvidado. LOS AMIGOS El señor Valéry era pequeñito pero brincaba mucho. Él decía: —Soy como las personas altas, solo que por menos tiempo. Pero esto constituía un problema para él. Más tarde al señor Valéry le dio por pensar que, si las personas altas saltaran, nunca las alcanzaría en la vertical. Y este pensamiento lo desanimó un poco. Sin embargo, más por cansancio que por ese motivo, un buen día el señor Valéry abandonó los saltitos. Definitivamente. Días después, salió a la calle con un banco. Se subía al banco y se quedaba allá arriba, quieto, mirando. —Así soy como los altos durante mucho tiempo. Solo que inmóvil. Pero no acababa de convencerse. —Es como si las personas altas tuvieran los pies encima de un banco y aun así pudieran moverse
Xordica, 2005. 62 páginas. Tit. or. Histórias falsas. Trad. Ana M. García Iglesias. Conjunto de relatos en los alrededores de los protagonistas de los orígenes de la filosofía occidental; historias de algún hermano, primo o conocido que nos da un contrapunto de lo que consideramos oficial. Todas tienen una clara influencia de Borges, que no se oculta puesto que una cita suya encabeza el libro. Me ha recordado a los cuentos de Dolina. También en las referencias a la filosofía oriental que acompañan a cada relato Breve pero sabroso. ¿Zenón negaba su poder? Es necesario que admita públicamente su error, que no lo pueda volver a cometer, una forma exacta de afirmar: ¡entonces que muera! Sin embargo, como el poeta, Zenón frente al poder tenía un lema: «Resistir mucho, obedecer poco». Lema tan audaz como peligroso. Es que a los tiranos podemos dividirlos en dos especies: los que admiran más la audacia de lo que la temen, y los otros. En definitiva: el tirano que se cruzó con la vida de Zenón era de los otros. Del soberano chino Xuan Zong se cuenta que, admirador profundo del poeta Li Bai, le pagaba las deudas en la taberna, le condimentaba la…
Seix Barral, 2016. 240 páginas. Tit. or. Uma Menina Está Perdida no Seu Século à Procura do Pai. Trad. Rosa Martínez-Alfaro Una muy agradable sorpresa. El protagonista encuentra una niña perdida con una caja de fichas para educación de niños discapacitados y empiezan una búsqueda del padre de la niña, encontrándose por el camino con una serie de personajes extravagantes y poéticos. Un anticuario que tiene la tienda en lo alto de unas escaleras, para que sólo vayan clientes dispuestos a comprar. Una familia que pone carteles en la calle para que la gente frene un poco su ritmo de vida. Un hotel cuyas habitaciones tienen nombres de campos de concentración. O lo siete siglos XX, de los que no desvelaré el secreto. La virtud del libro no está en lo curioso del trayecto, sino en lo cuidado del lenguaje y en las lo que evocan las manías y peculiaridades los personajes. En vez de ser símbolos o claras metáforas son como un estimulante de asociaciones, que evocan un extraño mundo poético sobre la brutalidad del siglo XX. DECIR ADIÓS Fried, que se quedó en la estación esperando otro tren —su viaje continuaba—, nos aconsejó un hotel no muy lejos…